El titular de este artículo podría
servir para animar y dar esperanzas a tanta y tanta gente que en estos tiempos
de crisis lo está pasando fatal. Y también esa frase esperanzadora se hizo
célebre en una lluviosa escena de la película El cuervo (1994), protagonizada
por el hijo de Bruce Lee, Brandon, que murió “accidentalmente” de un disparo
durante el rodaje de esa misma película. Recordando a Brandon Lee y a El cuervo comienzo en Emcharos 2002 a destacar esas escenas
de cine con las que siempre he tenido una atracción especial.
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