domingo, 9 de febrero de 2020

Mi primer teclado literario






           Antes de que la “era de los ordenadores” llegara a nuestras vidas, los escritores teníamos dos medios en los que plasmar nuestros escritos: a mano (normalmente a boli) y ya de forma más presentable a máquina de escribir. Yo como autor he vivido los tres procesos, siendo el más nostálgico el de escribir a máquina. Ese proceso ya prácticamente se ha perdido con la aparición de los ordenadores y de los procesadores de texto. ¡Pero qué recuerdos aquellos! Con tan sólo la imagen de la máquina y el sonido que emitían sus teclas te inspiraban para escribir cosas muy chulas. 

            La única máquina de escribir que yo usé en mis tiempos mozos fue una Adler Tippa de color amarillo, que podéis ver en este artículo. La máquina, que pertenece al año 1968, era de mi abuelo materno. De mi abuelo pasó a mi tía, y de mi tía pasó por último a mí. Tiene un grandísimo valor sentimental para un servidor, por formar parte de mis raíces familiares y porque también forma parte de mis inicios literarios. Mi primer teclado literario, mis primeras historias, mis primeros sueños con formas de letras salieron de las entrañas de aquella inolvidable Adler Tippa de color amarillo.