Eran
los inicios de los años 80 y desde la capital de España llegaban a oídos de todos
los españoles la libertad de expresión y la nueva democracia en forma de
música. Ese era el período del conocido movimiento contracultural denominado movida madrileña; un reflejo que los
jóvenes daban de la modernidad del país y del derribo definitivo de barreras y
prohibiciones que había ocasionado la dictadura franquista durante cuatro
décadas.
Muchos
grupos musicales salieron a escena en aquella movida, grupos que marcaron una época: Alaska y los Pegamoides,
Radio Futura, Loquillo y los Trogloditas, Gabinete Caligari, y un largo etcétera
de la que para muchos fue la mejor etapa del pop español.
Un
grupo que es asociado directamente como uno de los principales iconos de la movida madrileña es Nacha Pop. Estaba
liderado por la voz melosa y susurrante de Antonio Vega. Y fue Antonio el que
escribió la canción considerada como la más emblemática de la movida y una de las mejores canciones de
la historia del Pop español: Chica de
ayer (Un día cualquiera no sabes qué hora es, te acuestas a mi lado sin saber
por qué…).
Tras varios años de éxitos ininterrumpidos (Atrás, Una décima de segundo, Lucha de
gigantes), Nacha Pop terminó por separarse en 1988, dejando atrás una época
musical gloriosa y fructífera hecha en nuestro país. En 1991, Antonio Vega iniciaba
su carrera en solitario, escribiendo temas poperos del estilo de Nacha Pop y
canciones más íntimas y poéticas con las cuales se consagró como uno de los
grandes cantautores del momento. Una de esas canciones nos hablaba de su
reconocida adicción a la heroína: Se
dejaba llevar por ti (Temor, alcohol de quemar, pon tus manos a volar o en
tus ojos el terror…).
Su poesía está también presente en la mujer que más
amó en su vida, y que falleció precisamente por culpa de la heroína. Para su
añorada Marga estaba dedicado Ángel de
Orión (Por alcanzar su amor tres mundos recorrí, el mundo de los niños, el
del loco y el que acaba por venir…).
El próximo 12 de mayo se cumplirán tres años en que Antonio
Vega nos decía adiós en su ciudad natal, en Madrid, ante multitud de seguidores.
Nos decía adiós en la ciudad donde nació aquella inolvidable movida en la que él tuvo un gran
protagonismo; donde nacieron sus canciones y su poesía; donde nació su dulce
voz y su mirada perdida. Antonio nos decía adiós, marchándose posiblemente al mejor
sitio de su recreo.
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