Anoche
se celebró en mi tierra, en Sevilla, la 33ª edición de los Premios Goya, o lo
que es lo mismo, la gran fiesta del cine español. Esta gala sevillana nos dejó
a tres auténticos triunfadores. El primero, el director Javier Fesser, que con
su exitoso trabajo con el equipazo de baloncesto de Campeones se llevó el ‘cabezón’ más prestigioso: el de Mejor Película.
Otro
Goya que fue a parar a Campeones fue
el de Mejor Actor Revelación. Y fue a parar a las manos de Jesús Vidal, discapacitado
visual que en la peli interpreta a un personaje con discapacidad intelectual. Filólogo
de formación, con un Máster de Periodismo y actor de teatro, el amigo Jesús
emocionó con su discurso a todos los presentes y a los no presentes en la gala
(y esto va por mí). Sin duda el mejor de los discursos, donde quiero subrayar
esta rotunda frase: “Queridos padres, yo sí querría tener un hijo como yo, pero
porque tengo unos padres como vosotros.”
El tercer
campeón de la velada e igual de importante para mí como lo fueron Fesser y
Vidal es todo un Maestro para un servidor. Uno de los primeros grandes del cine
fantástico y de terror hecho en España. Sólo dos películas en su currículum
como director, pero suficientes para llegar al estrellato (La residencia y ¿Quién puede
matar a un niño?). El merecidísimo Goya de Honor fue para este tercer campeón,
para mi admirado Chicho Ibáñez Serrador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario