El Gran Libro de los Señores Primordiales se refiere a Irem como la ciudad de las altas torres, cúpulas majestuosas, robustas columnas y de jardines de ensueño. Irem fue la primera gran ciudad, el primer gran pueblo de la civilización humana. Bella y esplendorosa, habitada por gente amable, cortés y de buen corazón. Irem, situada en el centro del extenso desierto llamado Espacio Vacío, era el paraíso perdido. El primer paraíso que Dios puso en la Tierra, cuando la existencia del hombre se contaba por días.
Lo que nadie se podía esperar es que ese paraíso desapareciera por completo…
- El final de Irem está cerca. Muy cerca.
Que fuera sepultado bajo las oscuras arenas del desierto. Que toda su gente fuera cruelmente asesinada…
- No podrá evitar que los nuevos Señores Primordiales dominen el planeta.
El final de Irem se aproximaba sin que nadie supiera de ello para evitar la terrible catástrofe. ¿Nadie?
- Todavía no está todo perdido, siempre y cuando mi predicción esté en lo cierto.
No. No todos los habitantes de la ciudad de las altas torres, cúpulas majestuosas, robustas columnas y de jardines de ensueño ignoraban qué iba a suceder más pronto que tarde. Había una persona que conocía ese secreto tan bien guardado; que la destrucción de su ciudad y de su gente estaba muy, muy próxima a acontecerse…
- Todos los iremios morirán, incluidos tú y yo.
Sólo una persona tenía un atisbo de lo que estaba a punto de pasar. Una persona que incluso conocía el remedio para evitar la destrucción de su pueblo. Un remedio que llevaba años buscando desesperadamente…
- No nos queda mucho tiempo para intentar evitarlo. Todo dependerá de nosotros dos.
Esa persona es un hombre, llamado Nectanebus. Un brujo que fue tocado por la varita de las artes mágicas y la sabiduría eterna…
- Si salvar a tu pueblo de la destrucción es una locura, ¡alabada sea mi locura!
Es él el que tiene en sus manos y en su prodigiosa mente el futuro de Irem. Dependerá de Nectanebus que la ciudad y el mundo entero resistan al mal que los acecha.
Dependerá de Nectanebus, y de alguien más…
- ¡Es ella! ¡Tiene que ser ella!
Alguien especial…
- ¡Aira era la persona que he estado buscando todos estos años! ¡Ella es nuestra única posibilidad de salir victoriosos!
Una joven…
- No estoy segura de que mis posibilidades y mi poder sean suficientes para derrotar al enemigo.
Una niña…
- Mami… ¿me ayudarás?
- Tu pesadilla no ha hecho más que empezar.
Lo que nadie se podía esperar es que ese paraíso desapareciera por completo…
- El final de Irem está cerca. Muy cerca.
Que fuera sepultado bajo las oscuras arenas del desierto. Que toda su gente fuera cruelmente asesinada…
- No podrá evitar que los nuevos Señores Primordiales dominen el planeta.
El final de Irem se aproximaba sin que nadie supiera de ello para evitar la terrible catástrofe. ¿Nadie?
- Todavía no está todo perdido, siempre y cuando mi predicción esté en lo cierto.
No. No todos los habitantes de la ciudad de las altas torres, cúpulas majestuosas, robustas columnas y de jardines de ensueño ignoraban qué iba a suceder más pronto que tarde. Había una persona que conocía ese secreto tan bien guardado; que la destrucción de su ciudad y de su gente estaba muy, muy próxima a acontecerse…
- Todos los iremios morirán, incluidos tú y yo.
Sólo una persona tenía un atisbo de lo que estaba a punto de pasar. Una persona que incluso conocía el remedio para evitar la destrucción de su pueblo. Un remedio que llevaba años buscando desesperadamente…
- No nos queda mucho tiempo para intentar evitarlo. Todo dependerá de nosotros dos.
Esa persona es un hombre, llamado Nectanebus. Un brujo que fue tocado por la varita de las artes mágicas y la sabiduría eterna…
- Si salvar a tu pueblo de la destrucción es una locura, ¡alabada sea mi locura!
Es él el que tiene en sus manos y en su prodigiosa mente el futuro de Irem. Dependerá de Nectanebus que la ciudad y el mundo entero resistan al mal que los acecha.
Dependerá de Nectanebus, y de alguien más…
- ¡Es ella! ¡Tiene que ser ella!
Alguien especial…
- ¡Aira era la persona que he estado buscando todos estos años! ¡Ella es nuestra única posibilidad de salir victoriosos!
Una joven…
- No estoy segura de que mis posibilidades y mi poder sean suficientes para derrotar al enemigo.
Una niña…
- Mami… ¿me ayudarás?
- Tu pesadilla no ha hecho más que empezar.
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