“Mirar la vida a la cara, siempre; siempre hay que mirarla a la cara y conocerla por lo que es; así podrás conocerla, quererla por lo que es y luego guardarla dentro; guardar los años que compartimos, guardar esos años, siempre; y el amor, siempre; y las horas…”
Eran las últimas palabras de la escritora inglesa Virginia Woolf antes de suicidarse en la película que nos cuenta retales de su vida: Las horas. Esas palabras iban dedicadas a su marido Leonard, y también van dirigidas a cada uno de nosotros.
Situarse cara a cara con la vida, como en un duelo al sol en el salvaje Oeste, y desenfundar rápido del corazón la mirada más esperanzadora y la mejor de las sonrisas… siempre.
Eran las últimas palabras de la escritora inglesa Virginia Woolf antes de suicidarse en la película que nos cuenta retales de su vida: Las horas. Esas palabras iban dedicadas a su marido Leonard, y también van dirigidas a cada uno de nosotros.
Situarse cara a cara con la vida, como en un duelo al sol en el salvaje Oeste, y desenfundar rápido del corazón la mirada más esperanzadora y la mejor de las sonrisas… siempre.
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