miércoles, 3 de septiembre de 2008

J. P. Sánchez, plagiador

Al igual que se debería poner una lista con los nombres y apellidos de aquellos sinvergüenzas que maltratan sin razón a las mujeres, en esta web quiero comenzar con la iniciativa de anunciar a los cuatro vientos los nombres de otra clase de maltratadores: los copiones de libros.
El “autor” J. P. Sánchez parece ser que ha sido pillado tras comprobarse con veracidad de que todas sus obras publicadas en la editorial Bubok eran robadas. Mutiladas de sus auténticos creadores.
Gracias a un grupo de foreros, se pudo destapar este pastel tan agrio que llevaba meses puesto en bandeja (creo que desde que Bubok abrió sus puertas en abril) y del que hasta ahora a nadie le olía mal.
Al final, por suerte, el plagiador J. P. Sánchez ha sido descubierto, a pesar de que se mantenía firme en la postura de que las obras eran suyas y que incluso habían pasado por el Registro de la Propiedad Intelectual. Falso. Bubok ha comprobado que miente en sus declaraciones y que es culpable de plagiar no a uno, sino a varios autores.
El escritor más ilustre que publica en Bubok, Alberto Vázquez Figueroa, también ha tomado cartas en el asunto, argumentando que este desagradable suceso no se puede permitir y que ante tales ladrones literarios hay que ir con todas las de la ley.
Por lo pronto, Bubok ya ha retirado de su Librería todas las obras plagiadas, así como se ha quitado del medio a este delincuente de poca monta. Da rabia encontrar gente así, que quiere ganarse la vida a costa del trabajo, el esfuerzo y las ilusiones de los demás. Afortunadamente, lo único que consiguen es que sean señalados para siempre y mal vistos por sus actos. Gente así no puede llegar a ninguna parte.
Para tales casos, quiero recomendar a los muchos autores que publican en Bubok que tengan, antes que nada, sus obras pasadas por el Registro de la Propiedad Intelectual. Es muy importante que sea así, de este modo se sabrá quién es el autor original y quién el copión, que deberá pagar con dureza por el delito cometido.
Por último, quiero hacer mención al buen hacer de la editorial Bubok, por su investigación en el asunto y el apoyo que ha mostrado desde el primer momento a las víctimas del plagio. Mi más sincera enhorabuena.

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