Ayer, 12 de noviembre, se
nos fue todo un superhéroe. Uno de esos superhéroes que son inmortales, que
nunca mueren. Se nos fue a otro universo lejano, muy lejano, a continuar
deslumbrando a propios y extraños con su fantástico trabajo como escritor de
cómics. El superhéroe del que os hablo es Stan Lee.
Y hablar de Stan Lee es hablar de un Maestro del cómic de
superhéroes, el cual desarrolló sus grandes poderes en las dos principales
editoriales norteamericanas del cómic: Marvel (sobre todo en esta) y DC. Fue el
creador de superhéroes míticos como Iron Man, el increíble Hulk, Thor, los 4
fantásticos o los X-Men. Y fue también el padre del superhéroe que más he
admirado desde niño y del que más cómics he leído: el asombroso Spiderman.
En Emcharos 2002 rindo hoy mi particular homenaje y
reverencia al Maestro Lee, que a los 95 años de edad ha dejado un mágico legado
en la Tierra que ningún villano podrá destruir jamás.
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