“Una historia no necesita ser verdadera – dijo la
alondra Alejandra –, sino hermosa.” De esta manera da comienzo una historia de fantasía
que no me ha acabado de convencer del todo tras su lectura. El libro se titula La princesa manca, y fue publicado en
1995 por el reconocido escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo, Premio
Nadal de Literatura en 1999. Con este cuento de hadas, Garzo quería rendir
tributo a dos de los más grandes cuentistas de la historia, el danés Hans
Christian Andersen y el francés Charles Perrault. Lo que pasa es que claro, no
hay comparación entre los clásicos de La
sirenita o La cenicienta con La princesa manca, siendo además esta
una de las obras de Garzo que menos repercusión ha tenido. Por algo será.
El cuento nos habla de un joven llamado Esteban que, tras
la muerte de su abuelo, se queda viviendo solo en el bosque. Su soledad se
terminará cuando una tarde de regreso del mercado del pueblo se encuentra un
misterioso cofre que contiene una mano humana. Una mano de muchacha que tiene
vida propia y que se alimenta de sangre para poder subsistir (más que de
muchacha, parece la mano de un vampiro). A pesar de esas extrañezas, Esteban le
coge mucho cariño a la manita, haciéndose ambos muy buenos amigos. Pero esa
amistad se verá truncada cuando un joven estudiante le roba la mano viviente a
sus espaldas. Esto hará que Esteban siga los pasos del estudiante para
recuperar a su amiga. Su incansable búsqueda le llevará hasta un reino donde se
encuentra con una peculiaridad asombrosa que además le resulta familiar: todas
las jóvenes y niñas que allí habitan carecen de su mano izquierda. Algo que
tiene mucho que ver con la princesa del reino.
Será el propio Esteban, con la ayuda del profesor
Arcimboldo, quien deberá descubrir el porqué del significado de esas mujeres
mancas, el secreto que guarda la mano viviente, el encantamiento al que es
sometido la princesa y cómo hacer para que en aquel reino todo vuelva a la
normalidad de antaño.
A favor: Se
lee de un tirón, apenas 160 páginas llenas de fantasía y moralejas recomendables
tanto para pequeños como para mayores.
En
contra: En el mismo
cuento se añaden otros cuentos que para nada tienen que ver con la historia de La princesa manca y que, valga la
redundancia, no vienen a cuento. Además, en el final no se aclara qué sucedió
con el joven Esteban, sin darle ninguna importancia (y eso que es el
protagonista del libro).
La
frase: “En el mundo hay
lugares donde todo lo que creemos imaginado puede ser real.”
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