San Valentín, el gran día de los
enamorados, es un día muy especial para el amor. Un día y un amor que, si los
sentimos como verdaderos, pueden llegar a ser inolvidables y eternos, como nos lo
describe en este emotivo relato el escritor y poeta mallorquín Carles Campomar,
relato publicado en el blog del autor “Relatos de un escritor callejero”.
Ya es el día de San Valentín, es un día
muy especial para nosotros, justamente este día hace años que empezamos a salir
juntos.
Me he levantado, dirigiéndome hacia la
cocina, dirección a la cafetera para empezar bien el día mientras paso las
hojas del periódico que cada mañana el repartidor me deja en el buzón.
Al terminar todas las tareas de casa me dirijo
hacia la floristería de cada año, nada más entrar a la tienda muchos ramos de
flores me reciben, no sé por dónde empezar a mirar, para cogerte el más bonito.
Al llegar mi turno la chica de la
floristería se me pregunta qué ramo quiere, y después de pensar mucho me decido
por el más bonito, uno con mucho colorido, rojo, lila, naranja, amarillo, entre
otros.
Después de pagar, me dirijo hacia una
tienda que siempre me ha llamado la atención pero que nunca he entrado, es una
tienda toda de bombones, siempre que paso contigo por esta tienda me dices que
quieres esos bombones de tres tipos de chocolate distintos, y hoy que no vienes
conmigo te compro una caja para dártelos más tarde, cuando nos juntemos a la
hora de cada día en el mismo lugar de siempre.
Después de hacer todos los recados, mi
dirección es la de siempre, los bombones y el ramo de flores descansan sobre el
asiento de atrás del coche, mientras me dirijo a verte, una canción ameniza el
trayecto, como siempre suele durar unos diez minutos llegar hasta ti.
Estoy en la entrada de tu casa, desde
hace unos meses que vives aquí, como siempre te haces de rogar, me siento en el
banco esperando que termines de arreglarte, te gusta ponerte guapa para mí,
esos ojitos pintados, los labios que tanto me gustan con ese color casi
invisible a la vista de los demás, y sobre todo esos pantalones ajustados que
los demás chicos miran y yo pensando en la suerte que tengo de que estés
conmigo.
El tiempo pasa y no apareces, ha pasado
más de una hora, decido coger las flores y junto con la caja de bombones decido
dejar las dos cosa aquí encima para cuando llegues te las encuentres.
Espero que el ramo de flores te guste,
ah y mira entre las flores una tarjeta con un dibujo muy simpática lleva
escrito un mensaje para ti.
Mirando atrás, espero verte aparecer,
pero como cada día me dejas plantado sentado en el banco, esos días lluviosos
que no tienes piedad de mí y seguro que te escondes para hacerme sufrir.
Dejo atrás ese cementerio, donde te
visito cada día, desde tu muerte, echándote de menos y deseando que algún día
volvamos a estar juntos.
1 comentario:
Vaya :(
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