Libertad y Soledad. Esas son ahora mis dos mejores amigas. Mis dos “novias”. Las que más calor y cariño me están dando últimamente, más incluso que la barra de un bar (quién me lo iba a decir a mí).
Dos mujeres maravillosas y exuberantes, que cada uno de nosotros debería conocer al menos una vez en su vida. Pero sólo una vez. Vale, dejémoslo en dos para los más viciosos. Tampoco es recomendable caer en sus compañías incesantemente, porque como la más dura de las drogas, te enganchan y si no consigues soltarte a tiempo estás perdido. Más perdido de lo que ya podías estar. Ellas están ahí para acompañarte hasta la puerta de salida. No para que te pierdas más aún en la nada.
Libertad para caminar por distintos caminos de flores y por diferentes sendas pedregosas; Libertad para respirar el aire más saludable o perjudicial para mis pulmones; Libertad para deleitarme con las bellas mujeres que pasean sus encantos; Libertad para las sonrisas, los guiños, los besos en la lejanía, la fidelidad e infidelidad; Libertad para atender a un amigo que requiere de palabras consoladoras y para desafiar a un enemigo que me esperará en el instante menos esperado a la vuelta de la esquina; Libertad para dejarme barba de una semana o raparme al cero, para vestir con una camiseta de rock satánico o quitarme las gafas para no ver lo que no quiero ver.
Soledad… Soledad para mis pensamientos, para mis preguntas y respuestas, para los ojos con que veo mi vida reflejada en el empañado espejo; Soledad para volver a escribir, sentándose a mi lado mientras tecleo letras en mi ordenador, susurrándome al oído lo que debo o no escribir; Soledad para ayudarme a reflexionar, para gritar, guardar silencio, llorar y reír; Soledad para volverme cuerdo o continuar completamente loco; Soledad para subirme por las paredes o para bajarme a los infiernos; Soledad para los hermosos recuerdos que quedaron atrás y para la desesperanza de que el futuro será peor, mucho peor.
Una lectora de mi blog me escribió un correo ayer, diciéndome que escribo mejor cuando estoy triste que cuando rebozo alegría. Quizás tenga razón,… pero qué putada es estar escribiendo con Tristeza. Tristeza, otra de mis recientes “novias”, aunque a esa ya le dí calabazas. Y espero hacer pronto lo mismo con Soledad y Libertad. ¿Alguna candidata para ocupar esas vacantes? El plazo queda abierto a partir de hoy.
Dos mujeres maravillosas y exuberantes, que cada uno de nosotros debería conocer al menos una vez en su vida. Pero sólo una vez. Vale, dejémoslo en dos para los más viciosos. Tampoco es recomendable caer en sus compañías incesantemente, porque como la más dura de las drogas, te enganchan y si no consigues soltarte a tiempo estás perdido. Más perdido de lo que ya podías estar. Ellas están ahí para acompañarte hasta la puerta de salida. No para que te pierdas más aún en la nada.
Libertad para caminar por distintos caminos de flores y por diferentes sendas pedregosas; Libertad para respirar el aire más saludable o perjudicial para mis pulmones; Libertad para deleitarme con las bellas mujeres que pasean sus encantos; Libertad para las sonrisas, los guiños, los besos en la lejanía, la fidelidad e infidelidad; Libertad para atender a un amigo que requiere de palabras consoladoras y para desafiar a un enemigo que me esperará en el instante menos esperado a la vuelta de la esquina; Libertad para dejarme barba de una semana o raparme al cero, para vestir con una camiseta de rock satánico o quitarme las gafas para no ver lo que no quiero ver.
Soledad… Soledad para mis pensamientos, para mis preguntas y respuestas, para los ojos con que veo mi vida reflejada en el empañado espejo; Soledad para volver a escribir, sentándose a mi lado mientras tecleo letras en mi ordenador, susurrándome al oído lo que debo o no escribir; Soledad para ayudarme a reflexionar, para gritar, guardar silencio, llorar y reír; Soledad para volverme cuerdo o continuar completamente loco; Soledad para subirme por las paredes o para bajarme a los infiernos; Soledad para los hermosos recuerdos que quedaron atrás y para la desesperanza de que el futuro será peor, mucho peor.
Una lectora de mi blog me escribió un correo ayer, diciéndome que escribo mejor cuando estoy triste que cuando rebozo alegría. Quizás tenga razón,… pero qué putada es estar escribiendo con Tristeza. Tristeza, otra de mis recientes “novias”, aunque a esa ya le dí calabazas. Y espero hacer pronto lo mismo con Soledad y Libertad. ¿Alguna candidata para ocupar esas vacantes? El plazo queda abierto a partir de hoy.
1 comentario:
Pues aún te quedan muchas por probar: Sabiduría, In(justicia), Toda pensamiento, Poesía, ....
Publicar un comentario