Lectura de un clásico de la literatura
de terror que un año después se convirtió también en un clásico del cine: El exorcista. ¿Y quién no ha visto al
menos una vez en su vida la película? Muy pocos espectadores quedarán aún por
verla, quizás los más reacios al cine de terror. Pero ¿cuántos han leído la
novela? Es muy probable que el número de lectores sea inferior al de espectadores,
aunque el libro tuvo un gran éxito tras su publicación en 1972.
Como
muchos otros, en mi caso vi antes la peli y ya después he leído la novela. Una
novela que ha sido llevada de manera muy fiel a la gran pantalla. Algo obvio,
ya que el autor del libro es la misma persona que escribió el guión de la
película: el estadounidense William Peter Blatty. Estaba claro que Blatty no
quería destrozar su historia como hacen otros guionistas a la hora de adaptar
una novela. Y el resultado fue excelente.
Como
casi todo el mundo sabe, El exorcista cuenta
la historia de una niña que tiene todos los indicios de estar poseída por un
demonio. Así lo cree su madre Chris MacNeil, aunque también está el diagnóstico
de los médicos y del propio padre Karras, que lo achacan más a una enfermedad
mental. Y desde luego que este punto presenta muchas dudas al lector de si el
caso de la pequeña Regan es realmente un caso de posesión diabólica. Blatty se
basó en un hecho real para escribir su obra maestra, suceso ocurrido en 1949 en Maryland a un niño de 14 años.
A
pesar de que película y libro sean tan similares, hay escenas en las páginas de
la novela que no aparecen en la cinta dirigida por William Friedkin. Por
ejemplo una escena escalofriante que tiene como protagonistas a Regan y a su
institutriz, la cual es perseguida por toda la casa por la demoníaca niña. O
cuando el detective Kinderman presencia en el depósito de cadáveres los restos
de la primera víctima de Regan. Incluso hay una trama secundaria inédita en la
película, la de los sirvientes Karl y Willie, un matrimonio que trabaja para la
señora MacNeil y que esconde un oscuro secreto familiar.
Seguro que estos y muchos más detalles harán que la gran legión de admiradores de la famosa película deseen conocer también los orígenes de El exorcista en su versión literaria.
Seguro que estos y muchos más detalles harán que la gran legión de admiradores de la famosa película deseen conocer también los orígenes de El exorcista en su versión literaria.
A favor: Con decir que se trata de un
clásico en su género es más que suficiente para recomendar su lectura, sobre
todo a los aficionados al terror. Si os gustó la película, os gustará también la
novela.
En contra: Por ponerle algún contra se lo pondría a
los exhaustivos exámenes médicos por los que pasa Regan, y a lo que les cuesta
creer a los profesionales de la medicina y a los curas de que la niña no tenga
otra cosa que no sea una enfermedad mental. Hay casos inexplicables a los que
la ciencia no tiene una respuesta contundente y aun así se niegan a reconocer
que se trate de un hecho sobrenatural.
La frase: “¡Esta puerca es mía! - rugió con voz
estentórea -. ¡Es mía! ¡Aléjense de ella! ¡Ella es mía!”
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