martes, 6 de marzo de 2012

Lo último leído: El arte más íntimo

Se podría decir que El arte más íntimo ha sido la primera novela gore y a la vez novela gay que ha pasado por mis manos. Y la conclusión que saco de esta lectura novedosa es que recomiendo evitarla a todos aquellos lectores que tengan problemas de corazón o sean débiles de estómago. Sus páginas no están hechas para ellos, créanme. Y no lo digo por su contenido gay, el cual respeto, sino por los párrafos más desagradables y vomitivos que existen en la literatura universal y que vienen impresos en las entrañas de este libro.

El arte más íntimo se convirtió en un clásico de la narrativa gore tras su publicación en 1996. Fue además la primera novela de ese visceral género que llegó a estar nominada a los Premios Bram Stoker (los más prestigiosos del terror) como mejor novela del año. Su autora es la estadounidense Poppy Z. Brite, la cual revolucionó el terror a comienzos de los 90 con sus primeras historias (El alma del vampiro y La llamada de la sangre).

Además de gore, también la he nombrado como novela gay por el simple hecho de que los cuatro personajes principales que salen en la novela son hombres, los cuatro son gays y los cuatro mantienen relaciones sexuales entre ellos. O sea que reúne todos los requisitos para catalogarla de esa manera.

Dos de esos personajes son Andrew y Jay, dos fieros asesinos sin escrúpulos que se encuentran por casualidad en Nueva Orleans, después de que Andrew escapara de la cárcel en Londres. El tercer personaje es Tran, un joven vietnamita que se convierte en la víctima perfecta del monstruoso dúo asesino. Y el cuarto personaje es Luke, un escritor que fue pareja de Tran, que sigue enamorado de él y que intentará evitar el trabajo más sublime y horrendo que Andrew y Jay están dispuestos a realizar con su ex novio.

¿Qué nos encontraremos a partir de ahí, con esos personajes como base de la historia? Siendo una novela gore, ya se lo podrán imaginar: muertes y más muertes, decapitaciones, cadáveres abiertos en canal, cuerpos putrefactos, descuartizamientos, canibalismo, drogas, sexo duro y violento,… En fin, una novela que se gana con todo merecimiento la clasificación de no recomendada a menores de 18 años. Clasificación que como ocurre con las películas porno, no sirve de nada. A saber cuántos menores de todo el mundo habrán puesto cara de asco leyendo las atrocidades cometidas por Andrew y Jay.

A favor: Es cuando estamos llegando al final de la novela donde más interés muestra la historia: el saber si matarán o no a Tran, si Andrew retornará a la cárcel, si la policía descubre el cobertizo de los esclavos de Jay, si Luke y Tran volverán a estar juntos… Hilos que te obligan a seguir adelante con la lectura hasta el final, a pesar de su dureza extrema.
En contra: Hay bastantes escenas gore gratuitas, que se ceban de lo lindo con el lector. Y bajo mi humilde opinión, no porque haya mucha sangre, muchas vísceras y mucha violencia hacen que una novela sea más terrorífica que otras. El mejor ejemplo es este, donde el miedo deja paso a la repugnancia.
La frase: “Quería volver a mi arte… Mis manos anhelaban la cuchilla, el calor de la sangre fresca, la suavidad marmórea de un cadáver de tres días.”


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