martes, 4 de octubre de 2011

Los manuscritos del Monasterio del Diablo

Hace dos años pude visitar, en el pueblo sevillano de Carmona, un inmenso y tétrico monasterio abandonado de las manos de Dios. Y nunca mejor dicho, porque, tiempo después de mi visita, me informé de que en aquel monasterio levantado en el siglo XVII habían tenido lugar unos sorprendentes y terroríficos sucesos cuyo protagonista principal era el mismísimo Diablo.

El testimonio de ello lo podemos encontrar en unos manuscritos que se encontraron de aquella época y que se conservan en el archivo histórico del Ayuntamiento de Carmona. Testigos, en su mayoría monjes y frailes, que afirmaban de su puño y letra que aquel templo estaba maldito, que nunca debió construirse y que nadie debería poner un pie en sus dominios. Unos dominios que eran demoníacos.

He aquí uno de los más escalofriantes textos que contienen esos manuscritos. Consta del 20 de noviembre de 1680 y fue escrito por un monje llamado Juan Rodrigo Perea:

“La puerta de la celda se abrió por sí sola. Me levanté de la cama y comprobé que el resto de las celdas estaban abiertas de par en par y que mis compañeros no estaban en ellas… Salí hacia la capilla. Cuando llegué a esta, no vi a nadie, y fue cuando oí unos lamentos que al parecer provenían del sótano… Me vi no sé cómo bajando sus empinados escalones. Y maldita sea, señores, maldita sea el momento en el que entré en aquella habitación, pues al entrar encontré al Padre Prior y a los demás frailes colgados de los ganchos donde solíamos colgar los jamones y chorizos… Yo comencé a ver a unos seres pequeños, que apiñados alrededor de los cuerpos muertos, comían sus carnes… Luego, aquellos seres se reunieron en uno, de aspecto repugnante. Mirándome me dijo estas palabras: Te dejo vivir para que proclames mi venida al mundo; ve y di que Satán está aquí”.

El masivo asesinato de la corporación religiosa fue un hecho real; lo que nunca se supo con certeza es quién o quiénes fueron los responsables de tal abominable carnicería.

Con el paso de los años, otras congregaciones religiosas vivieron en el monasterio y sufrieron de similar manera el acoso de voces fantasmales y de una presencia maligna que no era de este mundo. Hasta que en 1957 la abadía fue abandonada definitivamente por toda vida humana.

A día de hoy, el monasterio sigue en pie, en ruinas, pero sigue en pie. Nada se ha construido en su lugar, debido a sus historias del pasado y al temor de varias psicofonías que se han ido detectando desde años atrás: Iros de aquí, Marchaos, Aquí el Diablo,…, unido esto a algunas extrañas apariciones luminosas o repentinas bajadas de temperatura que así recogen los trabajos de investigadores que han estudiado la zona y que creen con firmeza de que allí existe una fuerza sobrenatural. Uno de esos investigadores, Rodrigo Abeja, llegó a manifestar que nadie debería permanecer allí cuando cae la noche.

Pero sobre todo, nada se ha edificado en su lugar gracias al hallazgo de esos manuscritos que nos avisan con total fe y con auténtico terror de que aquel templo fue en su día morada del Diablo. En su día y quién sabe, puede que aún siga siéndolo en nuestros días.


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