lunes, 1 de diciembre de 2008

El miedo a la hoja en blanco (1ª Parte)


Si hay un miedo que el escritor teme con arraigo, ese es sin duda el de la página en blanco.
Todo ese horror suele comenzar a la hora de ponerse manos a la obra con un trabajo. Una tarde cualquiera, enciendes tu ordenador, escuchas la melodía de Windows, abres el Word, y de pronto… ahí aparece. La temida hoja en blanco. Intentas escribir un par de frases, y de hecho las escribes, pero enseguida acabas borrándolas. No te gustan en absoluto.
Te levantas de la silla y sales de tu estudio. Puede que una cervecita fresquita te ayude con ese difícil comienzo. Vuelves al estudio, te vuelves a sentar en la silla, miras la hoja en blanco del Word y bebes medio botellín de cerveza de un trago. Parece que se te ha ocurrido algo original. Observas el teclado con atención… y te quedas pensativo por unos segundos. No. Lo que ibas a escribir no termina de agradarte. Así que no lo escribes y te bebes el último trago de la cerveza. Ha pasado un cuarto de hora desde que encendiste el ordenador.
En ese instante, te acuerdas que tenías que telefonear a un amigo. Puede que durante la charla te llegue la inspiración. Coges el móvil, marcas el número de tu amigo y esperas a que te lo coja mientras no le quitas los ojos de encima a la maldita hoja en blanco. Con tu amigo, hablas de lo bien que os lo pasasteis el pasado sábado noche, de lo buena que estaba la nueva camarera del bar y hacéis planes para el próximo fin de semana. Al terminar la conversación, te das cuenta que llevas ya media hora… y la hoja en blanco sigue teniendo el mismo color inmaculado.
¡Necesito concentrarme más!, piensas malhumorado. Cierras Word, apagas el ordenador, sales de tu estudio y te vas a la calle, a dar un paseo en plan bohemio, inmerso en tus pensamientos sobre el trabajo que aún no has empezado y dándole caladas a un Chesterfield que acabas de encender (en el caso de que fumes).

Continúa en la 2ª Parte.

3 comentarios:

Infiernodeldante dijo...

No se si siempre dará resultados, pero a veces, salir a caminar y fumarse un cigarrillo, ayuda a despejar la cabeza. Tal vez de regreso, quien sabe... No se pierde nada con intentarlo. Un abrazo.

Eva Olmo dijo...

Me siento super identificada... y no es por tener la mente en blanco, ideas tengo para parar un tren, el problema viene al poner los dedos sobre el teclado. Enhorabuena por tu blog, muy útil y didáctico.

Emcharos dijo...

Muchas gracias, Eva María, tanto por tu visita como por tu comentario en este blog, que por supuesto es también tu blog. Sé siempre bienvenida.

Un saludo, amiga, y mucho ánimo a la hora de combatir con la dichosa hoja en blanco.