viernes, 22 de agosto de 2008

“Franky Sustitos”: Capítulo 2

- Contando batallitas con los amigos -


Franky Sustitos no tenía muchos amigos. Para ser exactos, sólo tenía dos: Súper Toño y Lalo TeQuiero. Siempre se llamaban uno a otro por los motes. Y los motes describían a la perfección el principal rasgo en la personalidad del niño. Súper Toño era un superhéroe. Cuando vio por primera vez Superman, le dejó marcado. Desde entonces, se compra comics de Superman, camisetas de Superman, muñecos articulados de Superman,… Hasta calzoncillos de Superman. Y claro, Súper Toño soñaba con ser algún día como Superman.
- ¿Sabéis que hoy he encontrado el diario secreto de la Tetitas? -, le dijo Súper Toño a sus dos amigos. – Ese que se le había perdido en la clase.
- ¿En serio? -, contestó sorprendido Lalo TeQuiero. - ¿Y qué ponía? ¿Ha escrito algo de mí, eh? ¿Lo ha escrito?
- Es un diario, chaval. Los diarios sólo los leen las personas que los escriben.
- Pero qué tonto eres… Seguro que ni siquiera te ha dado un beso en la boca.
- Pues no… ¡Pero me ha dicho que soy un héroe! ¡Ja!
Y con eso se conformaba Súper Toño. Con ser un héroe.
Lalo TeQuiero era el más romántico de los tres. El más enamoradizo. El que suspiraba por todas las niñas del cole. Y el que presumía mucho y se inventaba escenas que no habían pasado en la realidad.
- Os juro que la tonta de la Paletas me ha enseñado sus bragas.
- ¿La Paletas? -, se sorprendió ahora Franky al oírle decir esto a Lalo. – Pero si esa niña es tan tonta que ni siquiera sabe lo que son unas bragas.
- Que te crees tú eso. ¡Qué envidiosos que sois! Claro, como yo soy el único de la pandilla al que se le acercan las niñas…
Esto era más bien al revés; era Lalo TeQuiero el que acechaba a las niñas.
Por último, estaba Franky Sustitos, que fue bautizado así por sus amigos gracias a sus pasiones por das sustos y por el monstruo de Frankenstein, al que adoraba.
- Vais a flipar con esto: mis padres guardan en secreto una película de terror. ¡Y es terrorífica!
- Eso es mentira -, le dijo Súper Toño. – Tendríamos que verlo para creerlo.
- ¿Así que no me creéis? ¿Qué me dais si os enseño la cinta?
- Por ver sólo la cinta nada -, dijo Lalo TeQuiero. – Pero si vemos esas imágenes tan terroríficas… Haremos lo que tú mandes.
- ¿Me lo juráis?
- Te lo juramos -, dijeron ambos amigos a la vez.
A partir de ahí, Franky Sustitos empezó a ingeniárselas para poder ver la película sin peligro alguno. En su casa era imposible, al igual que en las casas de Toño y Lalo. De repente, se le ocurrió una idea genial: el gimnasio del colegio tenía televisor. Y un reproductor de video nuevo, sin estrenar.

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