martes, 16 de junio de 2015

Un día nuevo




          Aunque no lo parezca, hoy da comienzo un día nuevo. Aunque te cueste creerlo, hoy el sol brilla de una manera muy distinta a la de ayer. Y si por casualidad te encuentras nublado, el color de esos nubarrones no es igual que al de otros días. Es un día nuevo, no tiene nada que ver con el día anterior ni con el posterior. Ni con el de hace un mes o de un año. Tus pensamientos son distintos a los que tuviste anoche antes de acostarte. Anoche quizás lo veías todo negro. Claro, era de noche, normal. Hoy, a plena luz del día, tus pensamientos cogen un color diferente. Se iluminan, gracias a la ventana que tienes en tu cabeza que se abre de par en par para dejar airear y colorear esos pensamientos oscuros.

            Hoy sales a la calle con otro caminar. No es el mismo que el de otros días. Caminas por un día nuevo, por una calle nueva, aunque sea la misma calle que transitas un día tras otro, y otro, y otro. Das un paso ligero detrás de otro teniendo la sensación que ya has vivido todo aquello: esa misma acera adornada con puertas, balcones y números, esa misma gente que anda con la cabeza gacha, que toma el mismo café con leche en el mismo bar, que da los buenos días con el mismo tono de voz. Los mismos niños que van con sus mochilas al colegio, los mismos coches parados en los mismos semáforos, el mismo periódico hablando de la misma mierda que se mueve por todo el mundo.

            Quizás te parezca el mismo día. Pero créeme, no lo es. A pesar que tú lo veas de esa manera repetitiva, nunca será una repetición de la misma jugada. Será un día único de tu vida única. Tu única vida.

Una madre única. Un padre único. Un juguete único. Unos primeros pasos únicos. Un partido único. Un aprobado único. Una sonrisa única. Un perro único. Un noviete o una novieta únicos. Un viaje único. Una boda única. Una ruptura única. Unas lágrimas… que nunca serán iguales a otras.


            Un hijo único. Un nieto único. Una casa única. Una residencia única. Un hospital único. Un despertar único. Una recuperación única y puede que hasta milagrosa. Unas arrugas únicas. Un bastón único. Un corazón... que no hay dos iguales.  

         Y entonces, a tu vejez, miras un amanecer que te parece totalmente nuevo. Y es ahí en ese instante donde te das cuenta por fin de que verdaderamente el sol brilla de una manera muy distinta al de otras veces. Que ese día no se parece en nada a tus anteriores días de papá y mamá, de juguetes, partidos, bodas y rupturas. Es un día muy distinto a todos ellos. Pasen los años que pasen, pase el tiempo que pase, ya haga sol o esté nublado, sigue siendo un día nuevo, diferente, especial,  que mereces y debes disfrutar de tu vida única. De tu única vida. 


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