miércoles, 5 de septiembre de 2012

Y ahora voy a escribir sobre…



Esto es algo que les pasa sí o sí a todos los escritores del mundo mundial. El escritor en cuestión acaba de leer una novela fascinante sobre las aventuras del Rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda. Le ha gustado tanto el libro, ha disfrutado tanto con él, que ya tiene pensado cuál será su próxima novela o relato a escribir: una aventura que tendrá como protagonistas al mismísimo Rey Arturo y a los caballeros de la mesa redonda.


Otro escritor en cuestión está viendo en el sofá, junto a su novia, una película aterradora sobre una familia de vampiros que siembra el terror en el pueblo norteamericano de Missoula. La novia está deseando que el escritor le meta mano de una vez por todas, pero el escritor en cuestión sólo tiene ojos para la familia vampira y sus inocentes víctimas. Tan absorbido está por la historia, que ya tiene pensado cuál será su próxima novela o relato a escribir: una terrorífica narración sobre unos poderosos vampiros a temer por un acongojado pueblo (pueblo norteamericano, claro está).


Vamos con otro ejemplo de escritores en cuestión. A esta escritora le encanta escuchar la nueva canción de Pablo Alborán. Y la escucha sin parar con sus auriculares en su casa, en la calle, en el tren, en el bus, en la cama, en una reunión con amigos (ni puto caso que les hace a los amigos)… Es una canción que desprende tanto amor, tanta ternura, tanto sentimiento,… que la escritora en cuestión lo tiene más que claro: ¡¡su próximo trabajo literario va a ser una novela romántica!! ¡¡Y el personaje y apuesto protagonista se llamará Pablo, y su bella y amada mujer se llamará Alborana!!


No sé qué nos pasa a la gran mayoría de escritores que todo lo que acabamos de leer, ver o escuchar, y que nos ha encandilado, ya enseguida queremos hacer nosotros algo igual. Algo igual no: ¡algo que incluso lo supere! ¿Que nos han molado las aventuras del Rey Arturo? Pues nosotros a los caballeros de la mesa redonda les sumamos además los caballeros de la mesa cuadrada y de la mesa rectangular, para que la aventura sea mayor. ¿Que nos gustó la familia vampira de la peli? Pues en nuestro escrito, hacemos que nuestros vampiros chupen toda la sangre del pueblo norteamericano, de un pueblo filipino y de un pueblo de Bangladesh, para que se harten más. Somos así, y por mucho que queramos evitar pensar en esa idea, no podemos. El poder de la atracción lectora, cinematográfica o musical es superior a nuestras fuerzas. Siendo consciente de todo esto, lo que nunca terminaré de comprender es cómo puñetas existen tan pocos escritores de literatura porno. Inexplicable.



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