viernes, 25 de febrero de 2011

LSD: Los inicios

Mi primer guión de largometraje se forjó en 2004. Era mi segundo año en la Escuela Andaluza de Cinematografía, en Sevilla, estudiando Guión. Por aquel entonces, ya había conseguido ver los primeros cortometrajes que se habían rodado basados en historias mías (Extraño nocturno y Hoy es siempre todavía), quedando bastante satisfecho con el trabajo final.

La idea de afrontar el guión de un largometraje no resultaba nada sencilla. El salto de un guión de corto al de un largo es grande, muy grande. Igual que cuando pasas de escribir relatos cortos a ponerte con tu primera novela extensa. La diferencia es abrumadora. Es más, al principio de curso empecé con un guión de largometraje que tuve que dejar por imposible. Lo titulé Cuentos de Sevilla y trataba sobre unos jóvenes que hacen una fiesta en honor a una chica del grupo a la que consiguen publicarle su primer libro, que trata sobre misteriosas leyendas ocurridas en la ciudad de Sevilla. En esa fiesta toman posesión las vudús, lo último en drogas de diseño. A partir de ahí, los chicos tendrán alucinaciones que guardan relación con las leyendas que la joven escritora les ha contando a todos sus amigos. Este proyecto de guión sólo se quedó en escaleta. No llegué ni a empezar con la primera escena.

Lo que hice entonces fue reconvertir esa misma historia de jóvenes, drogas y alucinaciones. Con la gran ayuda de mi profesor, Ignacio Gómez de Aranda (que fue alumno del Premio Nobel García Márquez), el guión de esa nueva historia empezó a coger más fuerza y sentido. De Cuentos de Sevilla había pasado a LSD, donde también habría fiesta, chicos y chicas, vudús y alucinaciones que no tendrían nada que ver con las leyendas sevillanas, sino con las peores pesadillas que habitaban en cada uno de los personajes protagonistas. El cambio, visto las buenas críticas que he tenido de lectores de Bubok, fue sin duda alguna a mejor.

Además de Ignacio, no me quiero olvidar de otras dos personas que también tuvieron su parte de “culpa” en cuanto al logro de poder escribir mi primer guión de largometraje: Carmen Pombero y Antonio Onetti. Gracias a estos tres grandes maestros del guión por sus sabias enseñanzas, por la mano dura y por el buen rollo vivido y compartido.

martes, 22 de febrero de 2011

“Puertas”: El tráiler

Muy grato fue el descubrimiento que hice hace poco en Youtube, al toparme de cara con el tráiler del cortometraje Puertas, en el cual trabajé como guionista.

Puertas es un corto dirigido por el malagueño Alberto Santaella y está basado en una historia original de Emcharos (en los créditos aparezco con el nombre de Manuel Sánchez), titulada Con tus mismos ojos.

Cuando veáis el tráiler, y si os quedáis con ganas de ver el cortometraje al completo, tenéis la posibilidad de hacerlo en Emcharos 2002, accediendo al siguiente enlace:
http://emcharos2002.blogspot.com/2008/11/puertas-con-tus-mismos-ojos.html

viernes, 18 de febrero de 2011

Los escritores visionarios

Supongo que pocos escritores, por no decir casi ninguno, se han puesto a pensar mientras estaban escribiendo una novela o un relato que aquella historia pasaría realmente dentro de unos cuantos años. Que se estaban adelantando a un hecho del futuro con sus escritos. Con sus descripciones tan detalladas de elementos tan inverosímiles por aquella época. Hablamos del siglo XIX. Un siglo que vio nacer a dos auténticos escritores del futuro. Dos escritores visionarios.

El más famoso de ellos no cabe duda de que se trata del considerado padre de la ciencia ficción, el autor francés Julio Verne. Ningún escritor como él predijo con tanta exactitud en sus novelas los inventos que la mano y la mente del hombre consumarían en el siglo XX. Clásicos literarios son sus libros Viaje al centro de la Tierra, De la Tierra a la Luna, 20.000 leguas de viaje submarino o La vuelta al mundo en 80 días. En ellos, Verne nos habla de cohetes espaciales, submarinos, helicópteros, misiles dirigidos, imágenes en movimiento, aire acondicionado,… Un contenido propio tratándose del género de ciencia ficción de aquellos años, pero que muy pocos pensaban en aquel tiempo que tales inventos narrativos de Verne pudieran convertirse en reales en el siguiente siglo. Pero sí, se convirtieron de ficción en realidad para asombro de muchos, demostrándose las dotes de profeta del célebre novelista francés.

El segundo escritor visionario que vamos a tratar nació en Estados Unidos. Se llamaba Morgan Robertson, un autor que no cosechó en su época el mismo éxito que Julio Verne. Sin embargo, Robertson pasó a la historia muchos años después gracias a un relato que publicó a finales del siglo XIX, en 1898. Esta es su sinopsis: una noche de abril, un navío gigantesco, dotado de tres hélices, con capacidad para tres mil pasajeros, de ochocientos pies de eslora y setenta mil toneladas de desplazamiento, naufragaba dramáticamente al chocar contra un iceberg. El nombre del navío era Titán.

Catorce años después, un popular trasatlántico británico naufragó en su viaje inaugural en abril de 1912, tras chocar con un iceberg. Aquel imponente barco contaba con tres hélices, transportaba a más de dos mil doscientos pasajeros, medía ochocientos veintiocho pies y su peso era de sesenta y seis mil toneladas. Su nombre era Titanic. Como habréis podido comprobar, son muchas las coincidencias de esta catástrofe con el relato de Robertson. El autor estadounidense falleció en 1915, y tanto él como Julio Verne jamás llegaron a vislumbrar sus escritos futuros en la vida real. Aunque a ellos les daría igual, porque de todas formas ya habían estado allí mediante la magia de la literatura.

lunes, 14 de febrero de 2011

Cuentos de Semana Santa: Los inicios

No sólo le tengo un cariño muy especial a la Hermandad de la Vera-Cruz de Brenes (Sevilla), de la que soy hermano nada más nacer, sino también a su boletín anual, que se difunde por mi pueblo en las vísperas de la Semana Santa. Es en ese boletín donde comencé a escribir por primera vez de cara a la gente. Mis primeros textos publicados fueron ahí, en el boletín decano de las Hermandades de Brenes.

Fue en el año 2001 cuando me estrené, pero no con uno de mis cuentos de Semana Santa. Escribí un artículo que se titulaba Por un mundo mejor, ofreciendo esperanzas a los lectores de la Hermandad de que el mundo, por muy mal que estuviera, podía cambiar a mejor con la ayuda de todos. Lástima que meses después de que publicara mi artículo ocurrió el desastre de las torres gemelas de Nueva York, y el mundo en vez de mejorar empeoró más si cabe.

Al año siguiente, aporté al boletín una poesía que se llamaba Diez años de Cruz, y que hacía mención a los diez años que cumplían la procesión de la Cruz de Mayo, la estación de penitencia de las Santas Mujeres (que se recuperó de años atrás) y el camino del Rocío.

Parecía que ese iba a ser mi último trabajo publicado en el boletín, ya que en 2003 no tenía pensamiento de seguir escribiendo, simplemente porque no tenía ni idea de qué escribir. Fue mi tía Manuela Ramos, trabajadora incansable en la Hermandad que pertenecía al equipo de redacción del boletín, quien insistió en que escribiera, soltándome una idea tras otra que pudiera valerme. Ella ha sido la persona que más me ha apoyado en mi oficio de escritor y quien más ha creído en mí y en mis posibilidades. Así que no la podía defraudar.

Por entonces no tenía aún mi estudio, así que una tarde de febrero salí al patio de mi casa y fue allí donde nació el primero de los cuentos de Semana Santa. A mí me había encantado desde siempre escribir relatos o cuentos. ¿Por qué no escribir uno que hablara de la Hermandad, de sus imágenes veneradas? Dicho y hecho. Almas hermanas se publicó en el boletín de 2003, gustando mucho a los hermanos que lo leyeron y dándome pie a seguir año tras año escribiendo un nuevo cuento veracrucista. En 2008 los reuní todos (junto a otros inéditos) en un libro que publiqué en la Editorial online Bubok, mi primer libro publicado en esa plataforma, y que no podía llevar otro título que no fuera el de Cuentos de Semana Santa.

jueves, 10 de febrero de 2011

Nadie conoce a nadie

Nadie conoce a nadie ha sido una película que dio mucho que hablar en su momento, a raíz de lo sucedido en la Semana Santa de Sevilla en el año 2000, en la esperada madrugá, donde se produjo un caos de miles de personas desesperadas y atacadas de los nervios corriendo por las calles de la capital hispalense como si huyeran de un asesino en serie o de una manada de zombis. Una escena idéntica como ocurre en el final de la mencionada película estrenada en España en 1999, y que trata sobre los peligros en los juegos de rol.

Aunque la fama de Nadie conoce a nadie, a decir verdad, viene de mucho antes. Del relato en que se basó la obra dirigida por Mateo Gil. Relato escrito por el autor jerezano Juan Bonilla y que está recopilado en su antología que lleva por título El que apaga la luz, publicada en 1994. Varios críticos literarios lo consideraron como uno de los mejores libros de relatos de la literatura castellana del siglo XX, por lo que tuvo una gran repercusión y éxito entre los lectores españoles e hispanoparlantes.

Después, vino la peli protagonizada por Eduardo Noriega, el terrible suceso en la Semana Santa sevillana y los dedos acusatorios sobre la historia de Bonilla llevada a la gran pantalla. Ya hablé en este blog de un caso parecido ocurrido con una novela de Stephen King llamada Rabia (http://emcharos2002.blogspot.com/2009/11/libros-prohibidos-6-rabia.html), donde un libro o una película terminan pagando injustamente los platos rotos en lo referente a un crimen o acto vandálico. Como si la novela o la cinta de video en cuestión tuvieran piernas y manos para llevar a cabo tales fechorías. ¿O tal vez tengan poderes para hipnotizar a la gente y así puedan cometer asesinatos a través de una persona?

Ni las películas, ni los libros, ni las canciones tienen por fortuna ese poder ni esa conciencia que sí posee el ser humano, libre a la hora de obrar de una manera o de otra. Es más, creo que no hay mejor ejemplo que el de Nadie conoce a nadie para hacer apología de que nunca hay que mezclar la ficción con la vida real. Así que dejemos ya de atacar a ficciones e historias imaginarias y enfrentémonos de una vez por todas a la cruda realidad, o lo que es lo mismo, a la cruda sociedad.

jueves, 3 de febrero de 2011

Edgar Allan Poe: 202 años eternos

El pasado 19 de enero se celebraba en todo el mundo el 202º aniversario del nacimiento de uno de los más grandes escritores universales: el autor de Boston Edgar Allan Poe.

En Emcharos 2002 he querido rendir mi particular homenaje al considerado padre del terror literario y a uno de mis escritores más leídos y admirados, como ya he recalcado en más de una ocasión en este blog. Desde Sevilla hasta el cementerio de Baltimore, envío mis tres rosas y mi botella de coñac en honor del creador de relatos como La caída de la casa Usher o poemas como El cuervo.

A continuación, os dejo con un interesante documental titulado El escritor eterno, realizado por la Universidad de Jaén sobre la figura de Poe y sus escritos, y emitido en febrero de 2010 en el programa “Tesis” de Canal Sur Televisión.