miércoles, 12 de mayo de 2010

Preguntas sin respuestas

Es este uno de los momentos en los que más a gusto me siento. Medianoche, sentado en el silencio de mi patio, con la única compañía de un whisky y mi perrita Kety dándome los besos que hoy están invisibles en mis mejillas y en mis labios. Qué tranquilidad… Qué paz… Qué bella estampa ver brillar a tantas estrellas del firmamento sólo para mí. Todo un concierto de luces brillantes y estelares para un sólo espectador. Me siento un privilegiado ante un evento de tal inmensidad.
Qué mágica noche… Qué brisa más relajante para mis sentidos… Y qué borrachera estoy cogiendo. No sé cuántas copas llevo ya, si más o menos que el Real Madrid. Lo único que sé es que tengo de repente a muchas Ketys dándome besos sin cesar. Seis Ketys, siete, tal vez ocho. No lo sé, al igual que no sé por qué hay cosas que nos pasan en la vida.
¿Cuál es realmente el sentido de la vida? Estoy seguro que os habéis hecho miles de veces esa pregunta. Se podría decir que el sentido de la vida es tener un trabajo fijo, una casa con jardín incluido, una esposa (o esposo) hermosa (hermoso) y fiel, unos hijos ejemplares y muchos amigos. Sin embargo, para otros es todo lo contrario: poder trabajar en distintos oficios, no estancarse a vivir siempre en el mismo sitio y tener muchas amigas malas y pocos amigos buenos pero que estén siempre ahí cuando se necesiten (para ambas amistades).
¿Y por qué le tenemos que dar tantas vueltas a un asunto? Ha pasado y ya está. Y no le des más vueltas, porque por más vueltas que le des no vas a encontrar un claro en tus pensamientos. Acepta de la mejor manera lo que ha pasado y no te marees inútilmente. ¿El por qué ha pasado? Porque en la vida si no nos pasan cosas, no sería vida. Estarías tieso si no te sucede nada.
¿Y por qué dejamos escapar tantos vagones de tren en nuestra estación? El vagón de la felicidad; el vagón del amor; el vagón del valor; el vagón de la sabiduría… En realidad, todos los vagones van enlazados en el mismo tren, el de las oportunidades. Nos quedamos ciegos mientras la vida traquetea frente a nosotros. Mientras pasa sin que nos demos cuenta. Sin tener luego tiempo suficiente para reaccionar y alcanzar un vagón como mínimo.
Y tantas y tantas preguntas más que no tienen una respuesta contundente y certera: por qué cometemos tantísimos errores; por qué acabamos con el hombre o la mujer equivocados; por qué cuando estamos tristes nos da por reír y cuando estamos alegres nos da por llorar,…
¿Quién puede contestar a todas esas preguntas? ¿Quién es capaz de ello? ¿Quién se atreve? ¿Quién tiene cojones para hacerlo?
Mientras los hombres y mujeres de todo el mundo se pelean por ver quién da las respuestas acertadas, yo me debato por otra pregunta sin respuesta: por qué ocho perras besan a un borracho. Cada día tengo más claro que el único sentido que hay en la vida es que no existe ningún sentido. Todos padecemos de una tremenda borrachera que nos hace dar vueltas y vueltas sin rumbo fijo, haciéndonos perder un tren tras otro, para encima después alegrarnos y ponernos a llorar como magdalenas. Lo dicho, nada tiene sentido por mucho que nos peleemos en busca de respuestas.

2 comentarios:

Mián Ros dijo...

Quizá la solución pase por no hacerse preguntas, de esta manera no tenemos por qué esperar respuestas.

"La vida es una corriente que fluye. Las preguntas no son más que rocas que desvían y dificultan el auténtico cauce." (Mián Ros)

Un abrazo, querido amigo, y feliz finde.

Mián Ros

Maite. dijo...

Ay! amigo, cuánta razón tienes, si yo te contara todas las preguntas sin respuestas que me hago yo... pero para mí sí tiene un sentido la vida: vivirla, cómo a cada uno le dé la gana o pueda. Que ya vendrá "tío pepe con las rebajas" como dicen los ancianos de mi pueblo, que después de todo son los que más saben de la vida. Algunos hasta han encontrado respuestas, otros simplemente ni siquiera las buscan. Pero prefiero preguntarme qué sentido tiene la vida, a pensar ¿porqué existe la muerte?, eso sí que no tiene respuesta. Un abrazo fuerte de tu fan número 1.