jueves, 27 de mayo de 2010

El padre perfecto (2ª Parte)

Empezó a informarse en las distintas clínicas de fertilización, necesitaba urgente un donante que reuniera todo lo que ella deseaba para ser el padre perfecto, genéticamente por supuesto, porque el niño crecería sin un padre físico.
¿Afectaría eso para su desarrollo emocional? No, no. ¿Y cuando el niño creciera y le preguntara quién era su padre? ¿Le contaría qué había sido fecundada en una clínica porque era incapaz de olvidar a un novio que tuvo hacía más de veinte años? O simplemente, podría decirle la verdad: que había decidido ser madre a los cuarenta y no tenía tiempo para perderlo buscando un padre perfecto.
Desesperada en su afán por encontrarlo, puesto que ningún donante era lo suficientemente bueno para ella, optó por lo último que hubiera pensado que haría, localizar a su antiguo novio. No le fue difícil encontrar su dirección y aunque también consiguió su número de teléfono fue incapaz de llamarlo y oír su voz al cabo de tanto tiempo. Sin embargo, redactó una carta, explicándole el motivo por el cual se ponía en contacto con él, entendiendo si se negara dadas las circunstancias. Si estaba de acuerdo en ser el padre de su futuro hijo, lo esperaría dentro de dos semanas en la clínica, el día señalado, para que entregara su semen, era el momento adecuado.
Habían pasado varios días y estaba muy nerviosa, ni siquiera sabía si él lo aceptaría o simplemente no se presentaría a la cita, lo que querría decir sin duda que no aceptaba tan extraña petición.
Ya salía de la sala de autopsias cuando tuvo que volverse. Acaba de entrar un cadáver, varón, cuarenta y un años, había sido atropellado. Volvió a colocarse los guantes de látex para echar un vistazo antes de irse. Bajó la cremallera y entonces lo reconoció. Sus manos temblorosas acariciaron su cara por última vez, después de tanto tiempo, todavía recordaba la suavidad de sus labios pero ya no eran cálidos y húmedos cuando los besó. Acarició su cuerpo desnudo como había hecho tantas veces en el asiento trasero del coche de su padre y se abrazó a él llorando.
Y llegó el día previsto, aquella mañana ella no tuvo fuerzas para llamar a la clínica y anular su cita. Se sobresaltó al oír el teléfono y estuvo a punto de no contestar cuando vio que eran ellos los que llamaban, pero más tarde o más temprano tendría que ir a contar lo sucedido. La enfermera le recriminó que llevaban más de una hora esperándola y que ya estaba todo preparado, que tenían la donación de semen desde hacía una semana y que además el donante dejó una carta para ella, porque no iba a poder ir el día de la cita ya que tenía otros compromisos.
– Por cierto- dijo la enfermera- Disculpa que no pueda darte la carta, no sé donde la puse, aquel día hubo un atropello en la puerta y se armó un revuelo, debí guardarla en algún sitio, pero no te preocupes que la encontraré.
Dejó caer el teléfono y se marchó rápidamente. Sonreía mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
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miércoles, 26 de mayo de 2010

El padre perfecto (1ª Parte)

El luchar por un sueño significa también tener que dejar otros sueños, deseos o anhelos fuera de nuestro alcance. De sueños conseguidos y sueños perdidos trata el siguiente relato, escrito por la autora sevillana Maite Navarro, que estrena esta nueva sección de Emcharos 2002.

Estaba a punto de cumplir los cuarenta y había entrado en plena crisis. Desde hacía varios meses sentía que su vida no era plena. Tenía un buen empleo sí, después de tantos sacrificios por fin lo había conseguido. A pesar de los pocos años que llevaba en la profesión, era una forense de muy buena reputación, hasta había trabajado en varias ocasiones con los mejores del país y era admirada por muchos de sus colegas. Su sueño hecho realidad.
Pero sí ese era su sueño, ¿por qué no era feliz?, ¿acaso no había sido consciente de todo lo que sacrificaba en el camino para llegar a ser lo que era? Ella misma había escogido esa profesión, le había fascinado siempre todo lo que los muertos podían contar y hasta los trataba con cariño, como si todavía estuvieran vivos y pudieran notar en sus cuerpos fríos el suave tacto de sus manos mientras los desnudaba cuidadosamente.
Había abandonado su ciudad para irse a la mejor universidad, había dejado a su familia, había perdido casi por completo el contacto con sus amigos y había dejado en el aeropuerto al que fue durante mucho tiempo su gran y único amor. Pero él no estaba dispuesto a amarla en la distancia y ella no iba a permitir un amor que le exigía renunciar a su sueño. Y comenzó así una etapa de su vida, lejos de todo lo que amaba, feliz por estar haciendo lo que quería.
Jamás hubo otro hombre en su vida, ni lo buscó. Su tiempo era exclusivamente para terminar su carrera y empezar a trabajar lo antes posible. Estaba muy orgullosa de lo que había conseguido. Pero el tiempo había pasado demasiado rápido. Ahora echaba de menos el haber tenido a alguien con quien compartirlo todo, alguien que la estuviera esperando cuando llegara a casa, alguien en su cama junto a ella al despertar, alguien con quién celebrar cada aniversario, cada día sin más.
Frente al espejo, miraba su cuerpo desnudo y no entendía por qué no había aceptado nunca las numerosas proposiciones que muchos hombres le habían hecho. Aún seguía siendo una mujer muy atractiva. Tal vez nunca quiso olvidar a su primer amor, tal vez no pudo. Cada día que pasaba, se planteaba sí había sido acertada su decisión de romper esa relación. El había rehecho su vida, demasiado pronto- pensó ella entonces- pero ahora era un hombre felizmente casado, con su propia familia, con los hijos que ellos planearon tener en la parte trasera del coche de su padre, cuando después de hacer el amor, se quedaban desnudos abrazados, discutiendo sobre los hijos que tendrían y qué nombres les pondrían. Si al menos hubiese tenido un hijo, ahora no se sentiría tan sola.
Pero, ¿un hijo, de quién? Una vez le prometió a él, que sería el único hombre con el que quisiera ser madre, porque un hijo debe ser fruto del amor, del amor verdadero, del amor que ella sentía por él y le había jurado que era la verdad, mientras él, no paraba de besarla.
Todavía estaba a tiempo, sí, esa era la solución, debía ser madre. Eso era lo que le faltaba a su vida, un hijo.

(Continúa en la 2ª Parte).

martes, 25 de mayo de 2010

“El rincón del escritor”, un rincón para todos los autores

Porque hay muchos escritores con ganas de contar sus historias, jóvenes y no tan jóvenes que no tienen un sitio en Internet para hacer llegar a la gente sus pequeñas grandes creaciones, o por el contrario quieren que se les lea hasta en la sopa, por todo eso y más, nace una nueva sección en Emcharos 2002: “El rincón del escritor”. El rincón donde el escritor, y nadie más que el escritor, tiene la palabra.
Debo reconocer que esta sección ha surgido gracias a una amiga escritora, mi paisana Maite Navarro, de la cual he tenido la suerte de leer ya varios trabajos suyos que me ha hecho llegar. Además, veo que lo más justo es que sea ella la primera autora que estrene este novedoso rincón literario.
Todo el que desee publicar en este blog un relato, cuento, poema, monólogo, un pensamiento, una queja, lo último que se le ha pasado por la cabeza, etc., puede mandar su obra a la siguiente dirección de correo electrónico: emcharos_2002@hotmail.com. Se agradece que sean trabajos cortos, que no excedan de las dos páginas en formato Word. ¡Animaros y escribid!
Como ya he comentado, durante esta semana nos visitará la escritora sevillana Maite Navarro con un relato que a más de uno hará reflexionar.

viernes, 21 de mayo de 2010

Escribo y escribo y escribo…

Tengo un serio problema. Y es que últimamente no paro de escribir. Siempre he sido muy escritor, desde los 9 años, cuando ya tenía en mente dedicarme a ello. Pero ahora soy más escritor que nunca. Ahora escribo y escribo, y cuando estoy seguro de lo que he escrito, lo vuelvo a escribir para llevarle la contraria a la certeza.
Escribo la tercera y última parte de mi trilogía de terror Historias de la mansión de Cruell, a la que me falta muy poquito para terminar la primera versión. Tengo en mente el proyecto de una nueva novela, y en un documento Word aparte apunto ideas sobre la misma. Escribo cada semana en mi blog literario y en otros blogs. Escribo a la gente que visita el universo de Emcharos 2002 y a los lectores de mis libros que se ponen en contacto conmigo mediante correo electrónico.
Escribo encerrado en mi estudio, entre paredes llenas de vampiros, brujas, hadas y ángeles caídos y estanterías adornadas de libros, libros, y más libros.
Escribo en el asiento del bus que me lleva a Sevilla, mientras una señora mayor habla a voces por un móvil y un chaval de pie intenta mantener el equilibrio a la velocidad del tiempo. O en el asiento de un tren que viaja hasta Cádiz, también ahí escribo a la vez que de reojo le miro las piernas a una morena que está la mar de buena.
Escribo sms con palabras entrecortadas para convencer a un amigo pa salí a toma 1 crveza o animar a una amiga que no lo sta pasando na bien cn su novio.
Escribo en el msn a Trolo, Inma, Sergio, Mari Carmen, Raúl y Rocío, contándonos lo que nos ha deparado el día.
Escribo en Facebook, elogiando el maravilloso dibujo de la niña de Rakel, y criticando la corbata tan hortera que lleva puesta Adolfo en una foto de boda.
Escribo la lista de la compra para después ir a Mercadona y no olvidarme del dichoso ambientador de Frescor de colonia de la marca Bosque Verde.
Escribo en una cafetería repleta de gente, esperando saborear un whisky que el camarero se propone a demorar con sus continuos vaivenes.
Escribo en las destartaladas paredes de las calles cual adolescente graffitero, cambiando el bote de spray por un bolígrafo y el dibujo de un duende por el duende de la poesía.
Escribo sin que sepas de mí. Oculto en una palabra. En una frase. En un párrafo. En una historia que no es ni tuya ni mía. Que no es de nadie y que es de todos.
Escribo para reír, para llorar, para olvidarme de todo y para volver a recordar; escribo de los sueños soñados y de los sueños por soñar.
Escribo lo que ni tú ni nadie está dispuesto a escribir: lo que me sale del alma y de los cojones. Sin tabúes ni barreras; con sinceridad y libertad.
Escribo guión, relato, cuento, ensayo, monólogos, teatro,... Le escribo a la tercera edad, a los misterios, a la droga y al mismo Dios. Escribo tanto ahora, tantísimo… Aún así, cuando me voy a la cama por la noche, siempre pienso que hubo algo que se me olvidó de escribir. Que hubo algo que se quedó en el tintero. Ya lo dice el dicho popular: no todo está escrito. Y no lo está, créanme. Todavía hay muchos renglones en blanco por rellenar.

lunes, 17 de mayo de 2010

Encuesta: Incultura en los pueblos

Yo, Emcharos, hablo por mi pueblo natal. Brenes, localidad situada en la provincia de Sevilla. Nivel de cultura de mi pueblo: cero. El Ayuntamiento no hace ni el huevo por incentivar entre los niños, jóvenes y adultos el mundo cultural tan amplio que existe. Apoyo a compañías de teatro o a escritores, certámenes literarios, exposiciones de fotografía o pintura, festivales de cortometrajes, talleres de manualidades, conciertos con grupos de música locales, ya sean de rock o flamenco,… En fin, que la Concejalía de Cultura es como si no existiera. Y si existe, mejor quitarla del Ayuntamiento, porque para la función que tiene… (llenarse bien los bolsillos, ¿a cambio de qué? ¿de no hacer nada?).
¿Es inevitable tener que irse a la ciudad para que te den la oportunidad de dar rienda suelta a tu faceta cultural? ¿Hay demasiada incultura en los pueblos de España? ¿Hacen los Ayuntamientos pueblerinos lo suficiente para enriquecer culturalmente a sus habitantes? ¿Piensas que en tu pueblo, como en el mío, el nivel de cultura que hay es cero?

viernes, 14 de mayo de 2010

Robe Iniesta, Chinato y tres puertas

"Una sola puerta de tres, abierta.
Una sola puerta.
Enfrente, la montaña.
Pasa la nube inmensa; toda suya... todo suyo.
Huracanes de vientos; lluvia andante semiparalela
y en todo el monte funerales alegres, naturales,
de hojas muertas.

Los cabellos terráqueos danzan todos iguales
al son de trompetas invisibles que vienen de los mares.

Llegó el otoño; llegó la muerte...
¡Mas no para todos!
Hoy morirán hojas y animales.
Mas no morirán para siempre y, en su transformación de mañana
darán con más calor a la tierra, de su muerte,
pasado mañana, brotes de esperanza.

Y yo no he muerto.
Me alegro de la lluvia y me alegro del viento.
Si tengo frío, me caliento; si tengo miedo, ¡que no lo tengo!,
susurro y pienso...
y para mañana
ya me he comido mi pequeña ración de esperanza.

Una sola puerta de tres, abierta.
Una sola puerta, inmensa."

Manolo Chinato.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Preguntas sin respuestas

Es este uno de los momentos en los que más a gusto me siento. Medianoche, sentado en el silencio de mi patio, con la única compañía de un whisky y mi perrita Kety dándome los besos que hoy están invisibles en mis mejillas y en mis labios. Qué tranquilidad… Qué paz… Qué bella estampa ver brillar a tantas estrellas del firmamento sólo para mí. Todo un concierto de luces brillantes y estelares para un sólo espectador. Me siento un privilegiado ante un evento de tal inmensidad.
Qué mágica noche… Qué brisa más relajante para mis sentidos… Y qué borrachera estoy cogiendo. No sé cuántas copas llevo ya, si más o menos que el Real Madrid. Lo único que sé es que tengo de repente a muchas Ketys dándome besos sin cesar. Seis Ketys, siete, tal vez ocho. No lo sé, al igual que no sé por qué hay cosas que nos pasan en la vida.
¿Cuál es realmente el sentido de la vida? Estoy seguro que os habéis hecho miles de veces esa pregunta. Se podría decir que el sentido de la vida es tener un trabajo fijo, una casa con jardín incluido, una esposa (o esposo) hermosa (hermoso) y fiel, unos hijos ejemplares y muchos amigos. Sin embargo, para otros es todo lo contrario: poder trabajar en distintos oficios, no estancarse a vivir siempre en el mismo sitio y tener muchas amigas malas y pocos amigos buenos pero que estén siempre ahí cuando se necesiten (para ambas amistades).
¿Y por qué le tenemos que dar tantas vueltas a un asunto? Ha pasado y ya está. Y no le des más vueltas, porque por más vueltas que le des no vas a encontrar un claro en tus pensamientos. Acepta de la mejor manera lo que ha pasado y no te marees inútilmente. ¿El por qué ha pasado? Porque en la vida si no nos pasan cosas, no sería vida. Estarías tieso si no te sucede nada.
¿Y por qué dejamos escapar tantos vagones de tren en nuestra estación? El vagón de la felicidad; el vagón del amor; el vagón del valor; el vagón de la sabiduría… En realidad, todos los vagones van enlazados en el mismo tren, el de las oportunidades. Nos quedamos ciegos mientras la vida traquetea frente a nosotros. Mientras pasa sin que nos demos cuenta. Sin tener luego tiempo suficiente para reaccionar y alcanzar un vagón como mínimo.
Y tantas y tantas preguntas más que no tienen una respuesta contundente y certera: por qué cometemos tantísimos errores; por qué acabamos con el hombre o la mujer equivocados; por qué cuando estamos tristes nos da por reír y cuando estamos alegres nos da por llorar,…
¿Quién puede contestar a todas esas preguntas? ¿Quién es capaz de ello? ¿Quién se atreve? ¿Quién tiene cojones para hacerlo?
Mientras los hombres y mujeres de todo el mundo se pelean por ver quién da las respuestas acertadas, yo me debato por otra pregunta sin respuesta: por qué ocho perras besan a un borracho. Cada día tengo más claro que el único sentido que hay en la vida es que no existe ningún sentido. Todos padecemos de una tremenda borrachera que nos hace dar vueltas y vueltas sin rumbo fijo, haciéndonos perder un tren tras otro, para encima después alegrarnos y ponernos a llorar como magdalenas. Lo dicho, nada tiene sentido por mucho que nos peleemos en busca de respuestas.

lunes, 10 de mayo de 2010

¡Vuelve el Rey!

No, Elvis no ha resucitado, por desgracia. El Rey que vuelve es mi idolatrado Stephen King, con su nueva y terrorífica novela titulada La Cúpula, recién publicada en España, de la que ya incluso se sabe que se hará una miniserie para TV, producida por otro Rey, Steven Spielberg.
Se trata de un libro que cuenta con 1120 páginas nada menos, siendo una de las obras más extensas del prolífico autor de Maine. En Estados Unidos, ha cosechado un gran éxito de ventas y en la crítica, algo ya habitual en King.
La historia nos lleva a un pequeño pueblo de Maine (estado norteamericano que nunca falta en sus relatos), el cual amanece un día cubierto por un campo de fuerza que lo aísla del resto del mundo. Nada ni nadie puede salir ni entrar en el pueblo. La Cúpula es infranqueable.
Capítulo aparte, el Maestro del Terror tuvo también su momento de gloria en el programa de humor “La hora chanante”, donde nos cuenta algunos de sus secretos de escritor a cascoporro.

viernes, 7 de mayo de 2010

Cinematoplastia

De pequeño, tenía un hada diminuta y luminosa llamada Campanilla, con la que ansiaba que me llevara con su magia al País de Nunca Jamás, y allí correr y jugar por verdes bosques junto a mis joviales amigos los gremlins, a los que sabía que nunca debía mojar, para no enfadarlos.
Crecí en ese bosque peleando como un gladiador con mi maestro William Wallace, del que aprendí a usar la espada en la batalla y las palabras en el enemigo. Siempre salíamos victoriosos, siempre sacando pecho, celebrando nuestras victorias con frías jarras de cerveza.
Pero llegó mi hora de partir. Dejé de ser niño para convertirme en un jovenzuelo que debía curtir su vida solo en casa, sin ayuda de maestros ni espadas. Partí en el Titanic una calurosa mañana de agosto, en un mar revuelto de rabia por engullir almas inocentes. Un mar que nos hizo chocar contra un sombrío castillo en ruinas donde murciélagos chupasangres lo planeaban en busca de apetitosas víctimas.
Me adentré en aquel oscuro castillo sin saber qué hacer, a dónde ir. Un largo pasillo me invitaba a tomar una dura decisión. Girar a la derecha y formar parte de la cena del Conde Drácula o girar a la izquierda y sufrir un espantoso corte de pelo por parte de Eduardo Manostijeras. Para colmo de males, frente a mí, Freddy Krueger me esperaba con sonrisa maliciosa con un billete para el próximo viaje a mis peores pesadillas. ¡Dios, estoy perdido!
Y lo hubiera estado de no ser por Superman, que me sacó volando del nido del cuco. Pero yo no quería estar por las nubes, deseaba que mis pies tocaran la tierra y sintieran el cosquilleo y el frescor de la hierba, así que salté desde lo más alto del cielo para ir a parar al techo del motel de Norman Bates. Seguía estando en las alturas, queriendo no ser más que nadie, sino una cabra (o cabrón) más del rebaño de Pedro. Con Forrest Gump corrí motel abajo, sin parar, corrí tanto que hasta se me olvidó la peluca y el bigote postizo que me regalaron por mi cumpleaños los hermanos Marx y que tanta ilusión me hizo.
Corrí tanto, que el tiempo pasó a la luz de un rayo arrancando un DeLorean. Me hice viejo antes de lo previsto, como Benjamín Button. Mi carrera, sorteando afiladas mandíbulas de tiburón y objetos lanzados por traviesos poltergeist, finalizó en una ciudad futurista dominada por Terminators que se encargaban de extinguir a lo poco que quedaba ya de la raza humana. Tan solo Rocky se mantenía en pie, aunque los golpes de las máquinas lo tenían casi KO. El disparo de un fusil me partió el corazón tanto como me lo partió la princesa prometida de la que me enamoré locamente en una senda de baldosas amarillas.
Un cuervo de mirada penetrante y silencioso como los corderos, llevó mi espíritu al otro mundo, un mundo diferente del que conocemos. Y ahí sigo deambulando, esperando una respuesta. Esperando una última señal. Un último aliento. Un último beso. Esperando al bueno, al feo o al malo. Esperando a Sandy, para bailar agarrado a ella un grease. Esperando leer el verso más bello del club de los poetas muertos. Esperando a lo que el viento se llevó o un encuentro crucial en la tercera fase. No desistiré en mi espera, te lo juro. Tengo todo el tiempo de tu mundo y el mío para declararte la guerra de las galaxias.

jueves, 6 de mayo de 2010

El increíble Dedo-Pene de Matsuura

Es cierto que muchos escritores han escrito sus novelas o relatos a raíz de un insólito o maravilloso sueño que han tenido durante una noche. Lo que puede sorprender a propios y extraños es que un sueño absurdo, sin sentido, y surrealista como el que más pueda llegar a convertirse en todo un best seller, es decir, en uno de los libros más vendidos en el mundo.
La protagonista de dicho sueño es la escritora japonesa Rieko Matsuura, y el sueño en cuestión fue con su dedo gordo del pie, el cual se había convertido como por arte de magia en un pene hecho y derecho.
La autora, en vez de dejar pasar ese sueño de apariencia inservible para sus futuros trabajos literarios, se puso a escribir una historia basada en El aprendizaje de Dedo Gordo P, que así es como tituló su obra. Una historia que nos muestra a una joven que se despierta una mañana de la cama percatándose de que su dedo gordo del pie se ha transformado en un buen nabo, hablando vulgarmente.
La obra fue publicada en 1993, y de forma inesperada, cosechó un éxito sin precedentes. Y es que, hoy por hoy, el fantasioso Dedo-Pene de Matsuura sigue siendo uno de los libros más vendidos y leídos en Japón, 17 años después de su publicación.
Ya sabéis, compañeros y amigos escritores: por muy raro que sea lo que soñéis, por muy estúpido que os parezca el sueño, aunque estéis soñando con una cabra con traje de flamenca, peineta en vez de cuernos y con toda la cara de E.T., anotadlo en vuestra libreta de ideas. Puede que esa cabra extraterrestre y agitaná haga de vuestro libro un superventas mundial.

martes, 4 de mayo de 2010

Mis vecinas las prostitutas

El próximo 29 de mayo asistiré a un recital de poesía en Écija, el segundo al que tengo presencia como poeta (el primero fue en mi pueblo, Brenes). Pero esa no es la noticia que cotillean las vecinas de mi municipio natal. La noticia que está dando que hablar en la actualidad trata del puticlub que han abierto casi en el centro del pueblo. Allí, cerca del ayuntamiento y de la mismísima iglesia, compitiendo con estos por ser el máximo centro de atención del turista, que aquí tampoco abundan.
Como suele pasar, han surgido comentarios de todo tipo. ¿El negativo? Que si es una vergüenza, que se lo tenían que haber llevado a las afueras del pueblo, que van a ensuciar el nombre de Brenes,… ¿El positivo? Los breneros se ahorrarán gasolina a la hora de irse de putas, importante tal como está el panorama con la crisis.
Un grupo de mujeres sensuales, atractivas, picantonas, de distintas razas e idiomas han abordado las calles de Brenes de imprevisto. El sonido de las campanas del reloj del ayuntamiento se mezcla con el de unos tacones que caminan por estrechos callejones. El olor a carne o pescado es acompañado por unas gotas de suave fragancia de Chanel. Los carros de la compra se ruborizan por las incesantes vueltas que dan los bolsos en las esquinas. El chismorreo de los patios deja paso a los guiños de ojos y a los besos al aire. Hasta las flores de mayo se pitan los labios de rojo y resaltan sus escotes de pétalos, haciendo competencia por ver qué flor es más hermosa y atrayente.
Personalmente, nunca he tenido nada en contra de las prostitutas ni de la libertad que cada uno pueda hacer con su cuerpo. No me gusta llamarlas bajo el grosero calificativo de “putas”, porque pienso que, como ocurre con los locos, las verdaderas putas son las que están fuera de los prostíbulos y del oficio. Pero no tachemos de putas o de mujeres de mala vida a esas personas que sólo buscan un porvenir no de mala, sino de buena vida, un porvenir para ellas y para sus hijos, un porvenir que nadie más quiere darles, que nadie está dispuesto a ofrecerles por un motivo u otro. Al igual que le tocamos las palmas a los emigrantes que tienen que irse al extranjero a trabajar porque en su país no hay para comer, toquemos también las palmas a las mujeres que tienen que albergar con pollas infieles, sumisión, esclavitud y enfermedades para poder subsistir ante tanta mierda e injusticias.
Pero claro, eso no está bien visto, el trabajar follando y que todo dios se entere a lo que te dedicas. La mayoría de la sociedad está acostumbrada a hacerlo todo en secreto, en la intimidad. Todo a las afueras del pueblo. Follar en la intimidad; engañar en la intimidad; robar en secreto; torturar o matar en secreto, corromper a espaldas del pueblo… Y es que en este mundo no conviene que se sepan tantas y tantas cosas.
Albertucho, amigo, tienes tú ahora la palabra. Que hable tu niña y callen las marujas de malas lenguas.