viernes, 26 de febrero de 2010

La llegada del Extranjero: Texto 3

Cuando volvió al salón, todo permanecía oscuro y en calma. Se fue derecho para la puerta principal, caminando despacio. La abrió lentamente, saliendo fuera de la mansión y volviéndola a cerrar con suavidad. Tras esto, a Pirata se le escapó un suspiro de alivio.
Al darse la vuelta dispuesto a salir corriendo, se frenó en seco nada más pisar el jardín. Allí, frente a él, se encontraban el Extranjero y el anciano Madigan, obstruyéndole el paso. El chico había quedado acorralado entre los dos secuestradores y la gigantesca mansión.
- ¿Qué hacías ahí dentro, muchacho? -, le preguntó el Extranjero con una sonrisa. - ¿Has venido para ver a tu padre?
Los dos hombres comenzaron a acercarse a Pirata. Al joven no le daría tiempo gritar pidiendo socorro. Además, a esas horas de la noche, las calles del pueblo estaban ya desiertas. La única escapatoria que tenía a mano era volver a entrar en la mansión.
El joven abrió la puerta y se adentró en el sombrío salón sin pensarlo.

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