lunes, 27 de abril de 2009

Letristas 5: Miguel Moyares

¡Llegó la Feria de Sevilla! Hoy, Emcharos 2002 se convierte en toda una caseta feriante, con su rebujito, su jamón de pata negra, su Cruzcampo, sus trajes de flamenca, y lo que nunca deben faltar: sus bailes por sevillanas.
En mi caseta particular (mi casa de toda la vida) siempre se han escuchado sevillanas. A mis padres les encantan Los Romeros de la Puebla, Los Hermanos Reyes, Las Carlotas o Manuel Orta, entre muchos otros. Pero si se tienen que quedar con un grupo (sobre todo mi madre) ese es Ecos del Rocío. Y fue Ecos del Rocío el primer grupo de sevillanas que yo empecé a escuchar con más pasión, siendo niño.
Porque Ecos del Rocío era, y es, un grupo muy distinto a los que había por entonces y que aún se mantienen en el panorama actual. Ellos no sólo le cantan a la Feria de Abril, a Sevilla, a Triana o al Rocío, como la mayoría. La primera canción de los Ecos que me emocionó, allá por 1992, trataba un tema inaudito para cantar por sevillanas: la droga. Hermano pasa de ella

“Mi hermano tiene una novia,
que tiene los ojos negros.
Por hablarle dejó a otra,
que de amor se está muriendo,
por un beso de su boca.
Una se llama Manuela,
la otra,
la otra se llama droga,
se la presentó un amigo,
y él se muere por ella,
sin importarle el cariño
ni los ojos de Manuela.”

Miguel Moyares, de profesión vaquero y con espíritu de ser un bohemio poeta de la localidad gaditana de Rota, era el responsable de que en el mundo de las sevillanas se cantara por primera vez a la vida misma. Que las sevillanas no estaban hechas sólo para bailarlas con alegría; sus sevillanas estaban hechas para bailar y también para escuchar.
¿Y a qué no le ha escrito Moyares? Pues pocos temas y gremios faltan por que le canten Ecos del Rocío. Hay letras dedicadas a los ancianos, la Primera Comunión, a los camioneros, la peseta, la anorexia, las bodas de oro en las parejas, a Andalucía, e incluso a la más grande, Rocío Jurado.
Uno de esos temas trata de un momento muy especial: nuestro primer amor. Mi pequeño Manolillo

“Ayer me estuve acordando,
de mi primer cigarrillo.
Mi pequeño Manolillo,
a cambiao los patines
y su forma de jugar,
por un sueño de jardines
y una novia de verdad.
Y vengo de trabajar,
y me encuentro a la chiquilla
con los libros en el portal,
cómo puedo yo decirle
que la tiene que dejar.
Y se duerme con las luces encendías,
a la noche le robó tiempo pal día,
vive locamente enamorado,
cómo le digo a mi pequeño Manolillo
que enamorarse es malo.”

Y llamándose el grupo Ecos del Rocío, por supuesto que no le pueden faltar las sevillanas rocieras. Aquí, algunos de los mandamientos escritos por el poeta Moyares para ser un buen rociero:

“El primero,
no te hace falta sombrero
pa querer a la Señora,
si tu padre es rociero
tráelo hasta última hora.
Es importante el segundo,
aquí no vale el dinero,
se puede ser vagabundo
y ser el mejor rociero
que haya nacío en el mundo.
Y por cumplir el tercero,
te ayuda y si hace falta
de noche duerme en el suelo,
y su carreta es tu casa,
ese, ese es un buen rociero.”


Ecos del Rocío lleva ya años siendo considerado como el grupo número uno de las sevillanas, y Miguel Moyares como uno de los autores más destacados en la historia reciente de este género musical. De hecho, suele escribir sevillanas para otros grupos o cantantes solistas, dejando su sello personal en esas emotivas letras que nos hablan de maltratos a la mujer o de los inmigrantes. Historias de la calle cercanas al alma de la gente y al corazón de un pueblo.

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