jueves, 19 de marzo de 2009

La noche (2ª Parte)

¿Qué es eso?
He visto algo. Frente a mí. Parecen unas sombras. Allí dentro hay alguien más conmigo. Muchos más. Las sombras danzan en sus movimientos, como si realizaran un ritual macabro. Una imagen espeluznante.
- ¿Quiénes sois? ¿Qué queréis?
Lo tengo claro: me quieren a mí.
Las sombras se van acercando poco a poco hasta el punto en el que me hallo. En silencio. Bueno, no. En silencio, no. Van acompañadas de los sonidos de arañazos, pisadas y susurros. Acompañadas de los sonidos de la noche.
Retrocedo en mis pasos, alejándome de las sombras que vienen en mi búsqueda. El terror me impide pensar. Me quedo en blanco. Asustado. Quieto, sin poder moverme.
En ese terrible estado, siento el contacto de una fría mano en mi hombro. Y reacciono sobresaltado.
Camino más y más deprisa por todas partes. Tropiezo con mesas, sillas, con objetos que caen al suelo haciendo un ruido estruendoso. El miedo me tiene totalmente controlado.
¡La luz!
Veo una débil luz a lo lejos. ¡Por fin! ¡Mi salvación! La luz espantará todos los ruidos y fantasmas de la noche. Los ahuyentará con su claridad.
Voy corriendo hasta la luz, que se va haciendo cada vez más intensa. Siento también a las sombras y las pisadas más cerca. A los arañazos y a los susurros. No puedo detenerme. Si lo hago, terminaré hundido en la impenetrable oscuridad y en sus horrores. Debo seguir hacia la luz. Tengo que alcanzarla. ¡Tengo que alcanzarla!
Ya la tengo. La puedo acariciar con mis manos. He salido airoso de la noche hasta la paz que se respira a plena luz. Deseo abrazarla, tenerla muy cerca. En un último esfuerzo, pego un salto hasta la luz que me ilumina. Un salto que me lleva a un estridente ruido y que me aleja nuevamente de la luminosidad, que me hace caer a un vacío de oscuridad, y…

*****

Un hombre de unos cuarenta años llega junto a un agente de policía hasta donde está el cadáver. En la acera de la calle, ensangrentado y sin vida, hay un joven con un pijama puesto.
El hombre mira hacia arriba. El cristal de la ventana está roto.
- Saltó desde el piso donde vive -, afirma el agente. - ¿De verdad que su hermano no tenía ideas suicidas? ¿O algo que le atormentara?
Entonces, el hombre cayó en una conclusión al contemplar aquella grotesca estampa.
- Era sonámbulo. En alguna ocasión me comentó que tenía pesadillas y que solía despertar en cualquier parte de la casa. Le daba miedo la noche y quería escapar de ella.
El hombre se alejó un momento del corrillo de policías para poder secarse las lágrimas sin que nadie le viera.
El cuerpo del joven del pijama reposaba inerte en la noche, al pie de una farola encendida.

“La noche”, relato de Emcharos publicado en la I Antología de Relatos HELLinFILM (Editorial Bubok).

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