lunes, 8 de septiembre de 2008

Locura en Insomnia (2ª Parte)

“Locura”, relato de Emcharos publicado en el número 75 de la revista digital Insomnia, en marzo de 2004. Enlace para conocer y leer más sobre la revista: www.stephenking.com.ar


El salón estaba despejado, aunque revuelto. Libros esparcidos por el suelo, pequeños trozos de cristal mezclados con whisky también por el piso, cuadros rotos... Me agaché para recoger uno de los cuadros. En él, los tres esbozábamos una contagiosa sonrisa. Eran otros tiempos. Un matrimonio feliz que se amaba con ternura, y una hija pequeña, nacimiento de esa intensa pasión. Una familia unida y querida. Luego...
Luego todo se desbarató. Se volvió loca. Completamente loca. Quiso contagiarme de su demencia. No pude soportarlo. Era superior a mis fuerzas. Pedí el divorcio, y lo conseguí. Pero no logré quedarme con Nell. Mis súplicas de que mi ex mujer no estaba en condiciones mentales para hacerse cargo de una niña de tres años fueron en vano. Nadie la daba por loca. Excepto yo...
Ese día llegue tarde del trabajo. Estaba agotado, sin ganas ni de mirarme al espejo. Subí de inmediato a darme una ducha caliente. No oí nada. No sentí nada. Ni un impertinente insecto siquiera. Nada. Me vestí, y bajé las escaleras. Entonces, vi el salón. No era un sueño, o tal vez una pesadilla. Era real. Mientras miraba aquella foto noté una presencia a mis espaldas. Al darme la vuelta, las vi. Estaban las dos cogidas de la mano. Jane y Nell. Mi ex mujer y mi hija. Mi única hija. Te quiero papá, me dijo. Te quiero. Jane me pidió perdón por sus errores y una segunda oportunidad. Te quiero Dick, me dijo. Te quiero...
Se le llenaron los ojos de lágrimas. Se emocionaba al contar su historia. Siempre le pasaba igual.
- Dick, le repito que esos hechos son falsos. Cuando la policía llegó a su casa todo estaba normal. Ni libros por el suelo, ni botellas de whisky partidas, ni cuadros rotos. Por otra parte, no había nadie más dentro. Sólo usted. Y le recuerdo, por si se le a olvidado, que su esposa y su hija murieron hace un año. Es imposible que las viera la semana pasada. Imposible.
Dick tenía la mirada perdida. Estaba como en otra esfera, en otro plano de vida. En la sala, solo había un cuerpo muerto. Sin emociones, sin ánimos. Lo único que decía cuando llegaba ese punto de la charla era lo mismo.
- Quiso contagiarme de su demencia... Y lo consiguió.
El comisario encendió un cigarrillo. Su postura tampoco cambiaba.
- Nos ha llevado un año desvelar este misterio. Pero hoy ya lo sabemos. No hay ninguna equivocación. Todo está resuelto. Y ahora, míreme a la cara y dígame... ¿por qué las mató?

¡Muchas felicidades a Insomnia por su décimo aniversario!

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