viernes, 12 de septiembre de 2008

“Franky Sustitos”: Capítulo 5

- Una noche con la señora Petria -


La señora Petria tenía muy mala fama en el pueblo de Senerber. ¿Quién querría vivir al lado de un cementerio? Sólo una persona: la señora Petria. Para ser más concretos, la señora Petria y sus cientos de gatos que andaban y maullaban por la casa y el jardín. Y eso la convertía en una mujer extraña y temida para todos los senerberes. Nadie procuraba acercarse a su casa. Sin embargo, esa noche tendría un pequeño visitante: Franky Sustitos.
- Me manda el profe de Educación Física -, dijo Franky cuando la puerta de la casa se abrió y apareció la señora Petria. - Estoy castigado a pasar la noche en su casa.
La señora Petria, que podía rondar los noventa años, le dejó entrar sin rechistar.
- Siéntate, mocoso. ¿Qué has hecho para que te castiguen?
- Les puse una película de terror a los de Tercer Curso.
- ¿Y por esa tontería te castigan? ¡Cómo han cambiado los tiempos! Si te contara yo mis travesuras…
- ¿Usted ha hecho travesuras?
- ¡Por supuesto! ¿Te crees que siempre he sido una vieja decrépita y fea?
- No, no, no pensaba eso… ¿Qué travesuras hacía en el colegio?
- Recuerdo que una vez le corté un dedo al maestro que tanto odiaba. ¡Siempre me señalaba con ese dedo! Que si Petria eres muy torpe, que si Petria eres la peor alumna,… Después de que se lo cortara, dejó de señalarme.
- ¡Guau! -, exclamó Franky alucinando. – Es… ¡terrorífico!
- Bah, eso no fue nada comparado a lo que le hice a la empollona de la clase.
- ¿Qué le hizo?
- Me presumía en mis narices que sacaba mejores notas que yo. Hasta que un día me cansé y le hice tragar todas las páginas del único libro de texto que utilizábamos. En total, cuatrocientas páginas. Al final, murió de una indigestión.
- ¡Ala! ¡Usted es una asesina! -, dijo Franky, más entusiasmado todavía.
- ¡Por supuesto que no! Simplemente castigué a esa empollona por lo cruel que era conmigo. Y después me castigaron a mí, claro. Pero hubo un castigo que aún lo recuerdo por lo tremendo que fue. ¡Un año sin recreo!
- ¡Jopé! ¿Qué hizo usted esa vez para que la castigaran de esa manera?
- ¿Quieres saber qué fue lo que hice? Si bajas al sótano conmigo, te lo mostraré.
Franky no podía resistirse a esa tentación tan suculenta. Se agarró a la mano de la señora Petria, y juntos fueron bajando los escalones hasta el oscuro sótano.

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