viernes, 5 de septiembre de 2008

“Franky Sustitos”: Capítulo 4

- Castigado -


Al contemplar los niños del gimnasio las terroríficas imágenes del televisor, todos salieron corriendo del aula, gritando asustados. Don Ernesto se quedó solo, viendo que la cinta que reproducía el video era la equivocada. Él no daba clases de parto. ¿De quién era esa cinta, pues?
No tardó en descubrirlo. Detrás de las colchonetas, atisbó movimiento. Se fue para allá, escuchándose de fondo los gritos de una mujer que estaba dando a luz. Y allí se encontraban los culpables. Los tres amigos.
- Vaya, vaya… Es de vosotros esa cinta, ¿verdad?
- No, no, es de Franky -, dijo apresuradamente Súper Toño, recibiendo a su vez un codazo del propio Franky.
- ¿Franky? ¿Y quién es Franky?
Franky Sustitos levantó la mano con lentitud.
- Así que eres tú… -, dijo el profesor con una amplia sonrisa. – Claro, de quién podría ser si no. El niño que aterroriza al colegio.
A Franky le gustó que le llamaran así. Le hacía mucha ilusión ser el terror del colegio. Aunque eso le costara más de un castigo. Y esta vez, no se iba a escapar de rositas.
- Estás batiendo records con los castigos, muchachito. Tendré que darte un castigo más severo para ver si escarmientas de tus jugarretas. Me parece que ya se me ha ocurrido uno…
Un brillo de ojos surgió en don Ernesto. Eso, junto a su sonrisa maliciosa, hizo que los papeles se cambiaran: Franky era el asustado y no el que producía miedos. Ese papel correspondía ahora al profesor de Educación Física.
- ¿Qué va a hacer conmigo? -, preguntó Franky. Le costaba pronunciar las palabras.
- Algo que no olvidarás mientras vivas, renacuajo. Vas a pasar una noche en… ¡la casa del cementerio!
- ¡No! ¡Con la señora Petria no!
- ¡Sí! ¡Con la señora Petria sí! ¡Y estarás solo, sin tus amiguitos!
- Mis amigos no me dejarán solo, ¿verdad, chicos?
Súper Toño y Lalo TeQuiero ya habían desaparecido de vista sin avisar.
- ¡Serán…!
- Menudos amigos tienes, chavalín. En fin, esta noche te espero en el cementerio. Dile a tus papis que estarás dando clases de apoyo. Y procura no faltar a la cita, o el castigo irá a peor.

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