viernes, 15 de agosto de 2008

“Franky Sustitos”: Capítulo 1

- La primera película de terror que vio Franky -

Franky Sustitos era un niño muy travieso. Siempre estaba haciendo de las suyas, tramando alguna fechoría que asustara a sus padres, al abuelo, o a uno de sus dos hermanos mayores.
Mientras buscaba algo por la casa que le sirviera para sus malévolas intenciones, en un cajón del armario de sus padres se encontró con una sorpresa inesperada: una cinta misteriosa. Una cinta de video escondida entre la ropa interior de su madre. Franky la sostuvo en sus manos unos segundos, mirándola detenidamente. No llevaba ninguna inscripción que la identificara. Sólo había una manera de ver qué clase de película era esa.
Aprovechando que sus padres habían salido unos instantes a comprar pescado, que sus hermanos estaban en sus respectivos dormitorios y que el abuelo dormía como un tronco, Franky se encajó en el salón comedor con la cinta. Encendió el televisor e introdujo la cinta en el reproductor de video. Cogió el mando a distancia, se acomodó en el sofá de escay y pulsó el “play”.
Lo que vio a continuación lo dejó con la boca abierta. En efecto, se trataba de una película… ¡de terror! ¡De mucho terror! ¡De las que le gustaban al pequeño Franky! En la pantalla del televisor, un monstruo diminuto surgía de las entrañas de una mujer desnuda, tendida en una especie de cama. Un monstruito bañado en sangre, que gritaba con fiereza. Parecía un malvado demonio.
De pronto, alguien agarraba al monstruo sangriento ¡y le golpeaba! ¡Le estaba pegando con todas sus fuerzas! Ese extraño personaje quería acabar con el pequeño demonio. La mujer de la que había nacido lloraba desconsolada por lo que le estaban haciendo a su criatura del averno. ¡Si lo mata, la mujer diabla se vengará!, pensó Franky, entusiasmado por ver cómo terminaba la historia. Tan entusiasmado estaba, que no se percató de que la puerta de la casa se había abierto, que su padre había entrando con dos bolsas de la compra y que su madre llegó hasta el salón comedor con los brazos en jarra y con la boca en forma de O mayúscula.
- ¡Hijo! -, le gritó. Entonces, Franky reaccionó. Y se decepcionó. Su madre le quitó enseguida la cinta que estaba viendo. Nunca le dejaba ver pelis de terror, para que no tuviera pesadillas o le convirtieran en el futuro en un asesino en serie.
Franky se marchó castigado y gimoteando a su cuarto. Al salón llegó después su padre, que contempló en la cara de su esposa el enfado que tenía. Ésta le alzó la cinta de video y le dijo:
- Cariño, ¿cómo se te ocurre dejarle a nuestro hijo pequeño el video de su nacimiento?

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