¿Hasta dónde estaría dispuesto llegar un escritor con tal de ver plasmado su historia en un libro? Todos los escritores buscamos la inspiración en aquello que nos transmita algo relevante a la hora de escribir una poesía, un relato o una novela. En la música, la naturaleza, una fotografía, la estación del año o en la mirada de un niño puede surgir en cualquier momento la chispa del ingenio literario.
¿Y un asesinato? ¿Puede ofrecernos inspiración el matar a alguien?
Hay un escritor que quizás diría un sí rotundo. Ese es el polaco Krystian Bala. Hace un año, Bala fue detenido y puesto a juicio por el presunto asesinato de un famoso empresario. ¿Que cómo fue pillado? Gracias a una llamada anónima que recomendó a la policía leer su novela “Amok” para así esclarecer el crimen. En ella, el autor polaco describe con todo lujo de detalles cómo un empresario es asesinado tras sufrir diversas torturas por parte de su captor. Justamente lo que sucedió en la realidad en tierras polacas en el año 2000, tres años antes de que se publicara la novela.
A partir de leer el libro, la policía empezó a encontrar más datos concretos que relacionaban a Krystian Bala con el crimen. El escritor había vendido un teléfono móvil idéntico al que tenía el empresario, sólo cuatro días después de su muerte. Y un dato clave: el empresario era un amigo íntimo de la ex esposa de Bala. Ya me entendéis cuando digo eso de “amigo íntimo” y todo lo que conlleva (¿sería la llamada anónima de ella?).
El detenido expresó su inocencia ante este hecho, asegurando que para su libro se inspiró en una nota de periódico y no en un crimen cometido por su persona.
Desde entonces, no he sabido de más noticias sobre Krystian Bala. No sé si ha vuelto a publicar una nueva novela, si finalmente fue declarado culpable o inocente, o si su sentencia está todavía por llegar. Aunque estoy seguro que si fuera por la inolvidable Jessica Fletcher el caso estaría más claro que el agua. Y es que a veces, el buscar la inspiración para una historia puede resultar perjudicial para un escritor.
¿Y un asesinato? ¿Puede ofrecernos inspiración el matar a alguien?
Hay un escritor que quizás diría un sí rotundo. Ese es el polaco Krystian Bala. Hace un año, Bala fue detenido y puesto a juicio por el presunto asesinato de un famoso empresario. ¿Que cómo fue pillado? Gracias a una llamada anónima que recomendó a la policía leer su novela “Amok” para así esclarecer el crimen. En ella, el autor polaco describe con todo lujo de detalles cómo un empresario es asesinado tras sufrir diversas torturas por parte de su captor. Justamente lo que sucedió en la realidad en tierras polacas en el año 2000, tres años antes de que se publicara la novela.
A partir de leer el libro, la policía empezó a encontrar más datos concretos que relacionaban a Krystian Bala con el crimen. El escritor había vendido un teléfono móvil idéntico al que tenía el empresario, sólo cuatro días después de su muerte. Y un dato clave: el empresario era un amigo íntimo de la ex esposa de Bala. Ya me entendéis cuando digo eso de “amigo íntimo” y todo lo que conlleva (¿sería la llamada anónima de ella?).
El detenido expresó su inocencia ante este hecho, asegurando que para su libro se inspiró en una nota de periódico y no en un crimen cometido por su persona.
Desde entonces, no he sabido de más noticias sobre Krystian Bala. No sé si ha vuelto a publicar una nueva novela, si finalmente fue declarado culpable o inocente, o si su sentencia está todavía por llegar. Aunque estoy seguro que si fuera por la inolvidable Jessica Fletcher el caso estaría más claro que el agua. Y es que a veces, el buscar la inspiración para una historia puede resultar perjudicial para un escritor.
1 comentario:
ÚLTIMAS NOTICIAS SOBRE EL PARADERO DE KRYSTIAN BALA: "Por lo que he podido saber indagando por esas redes de Dios, es que el escritor polaco, que ahora tiene 36 años, fue condenado a 25 años de cárcel por asesinato, un crimen motivado por los celos que tenía de su ex mujer y de su amigo íntimo y víctima el empresario. Al parecer, Bala sigue manteniendo firmemente su inocencia".
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